Ya saben que una empresa europea ha desarrollado un tipo de alimento basado en las que la Nasa pone en boca de los astronautas. Precisamente, en un alarde de originalidad, los accionistas de la "revolucionaria" actividad gastronómica han decidido denominarla Astroeurop. Pues resulta que Astroeurop ha empezado a comercialirzarse con un producto estrella: el pollo. Al parecer la destructuración molecular de las proteínas y vitaminas del ave, por ejemplo, asado, o a la cerveza, o relleno, cabe en una bolsa de plástico lisa e inferior en tamaño a las que venden de palomitas. Esta mañana he comprado el producto por menos de seis euros. Lo único que hay que hacer es agitar la bolsa, abrirla y esperar cinco minutos. Como truco de magia, de repente, desde la nada polvorienta de una bolsa con grafías siderales, se forma y conforma un pollo asado que, introducido en el microondas, aparece oloroso, con salsa chorreante y casi todos los ingredientes habituales de ese plato. Sorprendido, incluso esperando que se desinflara como un globo, he hincado cuchillo y tenedor en su pechuga. Créanme que el sabor es magnífico. He buscado en google la dirección de la empresa y al parecer su web está colapsada por las visitas. De momento, dicen, sólo hay tres o cuatro platos. Ensaladas, arroz integral y dos variantes de pollo. Me apunto, en principio al invento. La compra cabe en el bolsillo de la chaqueta y recupero el instinto astronáutico que me invade. Siglo XXI, claro.