Sucedió de la siguiente manera:

Coincidimos en temas que he desarrollado durante algún momento de mi vida, aunque es evidente que él los escribió antes. Es posible que sean asuntos universales y repetitivos del pensamiento: las sombras de Platón, los otros, el inframundo de Dante, el espejo, los replicantes, el doble, la soledad mustia y seca en los jardines... el ensimismamiento y por ende, la reflexión del buen lector. Cada capítulo no es más que una huida hacia adelante, un escape de la muerte torticera, la excusa que nos delata.

Me acomodo en el número dieciseis del avión. Un hombre junto a ventanilla, lee. Digo buenos días y mueve la cabeza emitiendo un gruñido ocasional. Es él. La misma casualidad que me llevó hasta sus frases hace que me siente a su lado. Reconozco al hombre que quiso imitar a Hemingway, convertirse en su sosias, reencarnarse en su barba de algodón. Lo miro otra vez descubriéndolo. Está claro que también me descubre a mí. Usted es... Sí. Encantado. Tiene la voz aflautada, pausada, voz de loco de manicomio. ¿Viaje de negocios?. Algo así, voy a una conferencia, ¿usted?, También, quiero decir que también voy a una conferencia, creo que a la suya. Sonríe y ya no me parece un loco de manicomio, ahora, al abrir la boca y enseñar los dientes, es como un loco de atar. ¿Nunca le han dicho que se parece a Omar Sharif?. Le digo, riendo, que alguna vez, es por este moreno aceitunado que tengo. Los morenos aceituna son bastante lorquianos. Es cierto, bastante. Mire, señala, dudo de nuestra presencia en el acto, anoche soñé que estaba muerto y que sin ningún motivo aparente hablaba con un pasajero del avión estrellado que iba al mismo sitio que yo. Eso es bastante típico en usted, amigo. Pidió disculpas en francés, excusez moi, falta una hora aún, y se puso un antifaz opaco en los ojos, de esos que ayudan a dormir. Yo abrí un magazine de la compañía aérea. Al avisar el comandante de la arribada al aeropuerto Beauvais el aparato dió un salto contenido. Miré a Vila Matas. El muy cabrón roncaba en el asiento con la cabeza apoyada en ventanilla.