Leyendo sobre los monos Campbell de Costa de Marfil se nos explica como articulan un repertorio de sonidos hasta convertirlos en palabras, y las palabras en frases con un significado explícito. Uno, que es aficionado a la zoología, ya conocía estas impresiones en los monos Campbell, en chimpancés, ballenas, delfines, bastantes especies de pájaros y hasta algunos insectos. El lenguaje como forma de interactuación. Sobre los monos en cuestión, se han identificado frases determinadas y reproducidas: "Boom", "krakoo", "hok". Así hasta seis palabras comunicando alarmas determinadas. No sé porqué me ha venido a la cabeza el cuento de Quim Monzó "EN UN TIEMPO LEJANO", donde se narra con brevedad como el homínido se alzó sobre sus dos patas y comenzó a articular pequeños gritos guturales e inconcretos. "Agr, gr", hasta que logró decir árbol. Más tarde, señalando a las alturas consiguió "C, ci, e", pronunciar.. cielo. Y definitivamente sin saber la que iba a liar con sus palabras, toscamente habló, "Pa, pso, pacost, paico, Paissos catalans"...

Los Campbell no pasan del krakoo hok de momento. (Los grillos que dan por saco en verano, tienen variantes tonales para seducir a su hembra.. Algo que las embelesa.) Parodiando el cuento breve del gran Monzó, algunos homínidos de la calle Génova juntan monosílabos para balbucear "es ppaña un agrande yli bre". Y otros, la mayoría, hablan vocalizando con esplendor, argumentando retóricamente sobre nada y diciendo nada. Esa es la tónica general. Krakoo Rajoy dixit.