¿Que sueña usted?. El psicólogo recoge testimonios. Esboza paisajes ocasionales, sensaciones vertiginosas, persecuciones. Ese abrupto desliz que le hace caer al vacío es un vago recuerdo del nacimiento. Oiga, señor psicólogo: yo sueño con psicólogos ahorcados. Al profesional le dá entonces un dolor de cuello horroroso, una especie de tortícolis de soga dura. Soñaré con animales, con personas inexistentes, con callejones de colores o callejones negros, con ratas que se comen el cadáver de tu madre. No falte el repeto, sólo exponga lo que..... pero, señor doctor, todo lo que creo recordar es vagamente parecido a la realidad, es más: juraría que ahora mismo estoy en pleno sueño, que hablo con usted sin que usted esté ahí, fumàndose ese puro habano enorme, apestando la habitación con el olor. Prosiga, ..... ¿recuerdos familiares?, ¿accidentes?, ¿seres andróginos?. Sì,.... creo que no sueño, que todo esto es un engaño: mientras usted piensa que huyo de mí mismo, me detengo sólo para buscar una excusa.