Con buen jazz clásico inundando la habitación, (Coltrane ), suena el timbre de la puerta. Normalmente, para que se hagan una idea, ando por casa en pantalones de deporte y chanclas. Si me dá un poco de frío me pongo una camiseta, sinó sigo con mi curva barriga al aire. Y así estoy, medio en cueros, con barba desarreglada, despeinado y quizás oliendo a café, porque fumar ya no fumo. Abro la puerta pensando que algún conocido vendrá a dar la brasa. Son dos mujeres. Una joven y otra mayor. Èsta abre los ojos cuando me vé. Le he causado sorpresa. La jovencita es alta y su falda tapa las rodillas. Automáticamente sospecho que son Jehovás. Testigas, efectivamente. Buenas tardes, dice la beata mayor. Enseña una hoja,.... verá esta es la palabra de dios. Coño. Veo que es su publicación "Atalaya". No me interesa, le comento secamente. La chica joven, al hablar, reblandece mi duro corazón.... Es para leer cosas de la biblia. Cielos, la biblia, libro de libros, contesto. ¿?. Significa eso, libro de libros. La palabra del señor enciende la vida, dice. Me pongo cabroncete,... en todo caso, afirmo, es torpemente incendiaria. ¿?. La joven se rasca la patilla de pelusa rubia, al hacerlo levanta una brisa ligera de jabón y agua colonia. La mujer mayor sonríe con falsedad de hiena. Hiena de Jehová. Tenga, para que lea. Mire, y muevo el dedo índice, asómese. Mete la cabeza por el dintel de la puerta y vé mi biblioteca al fondo. Vaya, cuantos libros. Sí, para leer, como usted dice. Y... ¿ha leído la biblia?. Claro, y el corán, el talmud, el libro de los muertos, los ritos nahualt, la mitología greco latina... los sortilogios apache.. Tal vez le interese Jehová. Já, jehova es un invento, puede que necesario, esa es otra discusión, pero un invento, históricamente no hay una mierda de dato sobre su existencia. ¿Còmo, que dice? la biblia... La biblia, señora, es un gran tebeo, recopilación de todos los mitos mesopotámicos y mediterràneos, la sustitución del politeísmo por divinidades únicas, conformadas, jerárquicas, miserables,..... lo único interesante de la biblia es Satanás. La joven sonríe. Quizás, no lo sé, con mi pinta de torrente cutre y malo, con mi oratoria barata, he activado algún mecanismo que la incita el pecado. Jehová le perdone, dice la hiena. Y tira de ella y de la hoja parroquial que me ha dado. Bajando el primer tramo, la chica larguilucha vuelve su mirada hacia mí. Sonríe. Cuando entro pienso en Satán, quizás esté en el siguiente rellano.