El 24 de Julio de 1904, semana grande de Donosti, el tigre César intentó huir del coso. ¿Tigre?, ¿coso?. Pues sí, las mentes delirantes de la organización festiva decidieron enfrentar al toro bravo Hurón, (cárdeno y astifino) con el susodicho bengaliense César. Todo dentro de una gran jaula plantada dentro de la mismísima plaza de toros. El astado llevaba las de ganar. Sólo que a la segunda embestida una de las puertas de la jaula se abrió y el tigre puso piés en polvorosa.

Prosiguieron su desigual lucha ante el espanto del público asistente, máxime cuando el felino corrió hacia el burladero derecho, donde se vió acorralado por la fuerza pública, que ya había tomado posición ante el giro de los acontecimientos. Carreras del público, ataques de nervios, disparos al aire que no fueron al aire porque muchos espectadores hicieron fuego con sus propias armas..... en el parte de lesiones que leo se cuenta que aquella tarde de gloria y torería murieron el morlaco, el tigre y un humano aficionado a la cosa. Veinte más hubieron de ser asistidos en enfermerías por herida de bala o por pisadas en avalancha. Lo repito, es necesario que todo cambie para que todo siga igual.