Me llama la atención que monseñor Camino, potavoz de la conferencia episcopal, arremeta contra el mundillo homosexual. Me llama la atención porque, como todos sabemos, la cùpula de la iglesia está compuesta por un elevado número de curas gays. Personas que eligieron el secreto de su inclinación y, de paso, la fustigación del sexo atormentado. Una relación psicoide que se mantiene en casi el cuarenta por cien de los sacerdotes. Si otro elevado número de ellos tiene inclinaciones naturales hacia la paidofilia y la pederastía, observarán que no está monseñor Camino para dar lecciones a nadie.

Sexo y laicismo, azote de la iglesia funesta. Para mayor embrollo, el tal portavoz, se mete en camisa de once varas en cuanto escucha la palabra dios. Lo digo por el descubrimiento teórico del bosón de Higgs, una partícula hipotética subatómica que fue denominada eufemìsticamente partícula de dios. De este modo, monseñor, da toques de atención a la teoría de la evolución y al desmantelamiento de cualquier atisbo teista. Manipula a su libre albedrío agradeciendo el acercamiento de la físca al creador universal.

(El bosón da respuesta al origen de la masa. Sin masa, el Universo sería un lugar muy diferente. Si el electrón no tuviera masa no habría átomos, con lo cual no existiría la materia como la conocemos, por lo que tampoco habría química, ni biología ni existiríamos nosotros mismos. Ese es el principio a desarrollar).

O sea, la masa de Camino, es una masa adorable, nacida en las entrañas de la intolerancia, nada que ver con los subátomos.

En fin, la iglesia, como siempre, adelantándose a los tiempos: ni divorcio, ni anticoncepción, ni células madres, ni muerte digna, ni matrimonios no monoparentales, ni homosexualidad, ni sexo libre, ni parejas de hecho, ni teoría de la evoluciòn, ni educación laica, ni acofensionalismo, ni autofinanciación, ni hostias consagradas.