"Es cierto, señor, la acosté y mantuve tapadita para que ningún aire la molestara. Todos los días, durante este tiempo, entré a lavarla al menos dos veces. Comer, bueno... pueden suponer que estaba desganada. Tenga usted en cuenta que llevo casi cuarenta años con ella. Sí, tiene usted razón, le dí un martillazo en la parte de atrás de la cabeza, uno sólo bastó, sonó crugg o parecido y cayó de la silla al suelo. Me extrañó que no sangrara mucho, aunque los ojos se le fueron de las órbitas. Se los cerré pronto, mejor, no verme matándola o guardando su cuerpo en nuestra cama. Es cierto, lo hice en cuanto el doctor confirmó que padecía Alzheimer... era muy mala enfermedad...yo la veía olvidándose de las cosas, los vasos, platos, la ropa. Un día salió y se perdió, tuvieron que traerla. Pensar que luego olvidaría respirar... por eso, sólo por eso. Pero ya vé, señor, la cuidé durante este año, siempre limpia y tapadita.... ahora sólo espero que llegue mi hora."

(Al año el anciano Ignaci R.J. fué detenido por el asesinato de la misma. El cuerpo, putrefacto y descompuesto, yacía en el dormitorio de matrimonio.)