El villano Duende Verde va a matar a Spiderman. Eso dicen sus creadores, para desconsuelo nuestro. "No pude salvar al tío Ben, no importó lo que hiciera. Pero te salvé a ti. Lo hice", y caerá en brazos de Mary Jean en el último número del cómic Ultimate. Comprendo a Brian Bendis, guionista de la saga: ha de estar hasta las pelotas de Peter Parker y de su invulnerabilidad. Lleva desde 1962 haciendo que el hombre araña vuele de lid en lid, salvando al común de los mortales. Los superhéroes no tienen sentido en estos tiempos de Obama y helicópteros de combate. Además, mucho hablar del eje del mal y en cuanto lo liquidan, (dejándonos sin eje que engrasar), lo envían al fondo del oceano. El fondo del mar, matarile, es un lugar inhóspito donde las arañas poco pueden hacer, en todo caso tiburones blancos o negros devora enemigos. Me caía bien Spiderman, aunque nunca tuve un traje como el suyo. Menos mal, pues con mi barriga prominente hubiese dado que hablar. Aún así lo prefiero a Superman, un tonto engreído, periodista del cuore americano. Superman volaba, pero Spiderman, de liana en liana, tejía sedas pegajosas donde los siniestros y villanos acababan cayendo. He de confesar, (y eso fue decisivo en mi juventud de Marvel) que está mucho más buena Mary Jean que Lois Lane, la novia del de la kriptonita. En definitiva: ya iba siendo hora de finiquitar al arácnido. Pero, a ver quién es el guapo que se atreve a cargarse a los Cuatro Fantásticos. No, no hablo de Alperi, Fabra, Castedo y el empresario Ortiz. O sí..?.