Releo ' ANATOMÍA DE UN INSTANTE', de Javier Cercas. Cuatrocientas páginas en una sentada que repasan los hechos acontecidos aquél 23 de Febrero de 1981. Cercas plantea la narración girando a través de las imágenes de aquellos días. Suárez, el protagonista, Carrillo y Gutiérrez Mellado como co-stars, y el ínclito Tejero, bailando un twist singular en el panorama histórico que les iba a trazar el destino. La idea narrativa es secuencial, cuasi cinematográfica, fluida, vivaz. Según cuenta escribió del tirón una historia que tenía como propósito ser novela y derivó a ensayo. Pero no acabó en ensayo, convirtiéndose en un híbrido estructural próximo al documental histórico. Cercas pone sus pizcas de ficción, las documenta, en todo caso, las convierte en hipótesis plausibles, nada fantasiosas, reales. Me recuerda un poco la vieja definición de nivolas de Unamuno. Toda la carga dramática queda sujeta a la caracterización de los personajes, envueltos en los misterios insondables del destino patrio.

El caso es que acabo coincidiendo con el autor. Suárez arribista, falangista de provincias, trepa ocasional y oportunista, Suárez encantador de sierpes, hombre del movimiento, franquista de pro. Suárez con su pistola en el bolsillo, fumando tabaco negro y comiendo tortillas francesas con café. El libro no descubre nada. (A los que por otras cuestiones, nos dedicamos a estudiar esta etapa histórica no nos dice nada que no sepamos). Pero está escrito excelentemente, con agilidad felina. Los generales y coroneles, los capitanes, el CESID, los conspiradores hijos bastardos del búnker: todos acabaron cojonudo. Algunos, caso de Armada, (el elefante blanco), en un retiro dorado, otros promocionados, ascendidos, respetados. Los guardias civiles y militares fascistas cambiaron de piel rápidamente: se hicieron demócratas de toda la vida, monárquicos, constitucionalistas severos. Ese fue el ocaso de un golpe con claroscuros ocasionales. Algo falta. Sólo se toca casi de pasada la trama civil. Se limita a García Carrés, (el único civil encausado), y se menciona a otros personajes pero por diferentes e hipotéticas razones. La cuestión es que toda la trama civil quedó dilapidada tras la crasa figura de García Carrés.

El instante que nos cuenta Cercas es un instante que hubiera costado sangre y paredones. Quedó en nada, pero ganaron los del búnker: nunca perdieron su estatus, amagaron y se retiraron a sus cuarteles y despachos ejecutivos, hubo ley de punto final encubierta, nadie salió perjudicado, de hecho, años después, en el parlamento todavía coincidían torturadores y torturados.

Si pueden lean 'ANATOMÍA DE UN INSTANTE'.