Obtener un buen testimonio que luego se pueda analizar para saber si nos están mintiendo o no es fundamental. No se puede hacer un buen análisis de comportamiento no verbal si la entrevista no está bien hecha. Y para que lo que nos dicen se pueda analizar con cierta fiabilidad, es importante que las preguntas no estén dirigidas, que el que pregunta no dé su opinión, y, si estamos comparando testimonios de diferentes personas, que no trate de forma diferente a unos y a otros. Por ejemplo, si yo le pregunto a un testigo por la ropa del ladrón que ha visto, y le digo “¿y llevaba un jersey rojo o azul?”, pues le estoy haciendo una pregunta dirigida, en la que sólo hay dos posibles respuestas. Si pregunto así, luego no tendré un buen criterio a la hora de discernir si me mienten o no. Pues bien, de la forma de concebir una entrevista quiero hablaros hoy. Y de Pablo Motos.

Llevaba años sin ver El Hormiguero. Pero, como se acercan las elecciones, es interesante ver a los candidatos en situaciones menos encorsetadas que los típicos mítines con discurso escrito y este tipo de entrevistas más distendidas, a priori, nos permiten conocerlos mejor.

Tengo ahora mismo abiertos en el navegador del ordenador los 3 programas a los que han acudido Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pablo Casado. Según el presentador, Pablo Motos, ni Pedro Sánchez ni Santiago Abascal han querido acudir. Así que me limitaré a comparar estas tres entrevistas.

Deciros que lo primero que me llama potentísimamente la atención es que, siendo que cada programa dura unos 45 minutos ¿sabéis durante cuántos minutos sale al menos una mujer? Pues de 135 minutos de programa, el total de minutos en los que hay presente al menos una mujer es 0. Ni una mujer en horario de máxima audiencia. En fin... Vamos a lo que vamos.

Os quiero explicar cómo la forma en que se orienta una entrevista puede ayudar o entorpecer a un político. Y, para hacerlo muy gráfico, me voy a centrar en los juegos o pruebas que le han puesto a cada uno de los tres políticos, después de la entrevista pura y dura. A Pablo Casado, le hicieron tocar el bajo.

A Albert Rivera, le subieron en un simulador de moto.

Y a Pablo Iglesias le pusieron a cambiar pañales y limpiar caca de mentiras de unos muñecos (que además, se ocuparon de enfocar directamente).

¿Notáis alguna diferencia? Los dos primeros hacen cosas guays, tocan la guitarra o montan en moto, y al tercero lo ponen a limpiar caca del culo. Podéis argumentar que "claro, como Pablo Iglesias ha tenido los bebés ahora"... Bueno, los otros dos también tienen hijos. Fijaos en la edad de los 3: 38, 39 y 40 años. O sea, la misma edad prácticamente. No hay diferencia sustancial. Pero Casado y Rivera hacen actividades dinámicas, que apelan a nuestras ansias de libertad, a nuestras ganas de diversión, que tienen un alto grado de activación, vamos, que son actividades positivas, juveniles y divertidas que apelan a la emoción básica de alegría. Y la tarea que le encomiendan a Iglesias apela a lo desagradable, al lado negativo, a la emoción de asco, al mal olor. Por mucho que queramos a nuestros hijos, limpiar culos es una actividad negativa que apela a la emoción básica de asco…

A lo tonto, nos están condicionando en nuestro subconsciente para que asociemos determinados candidatos a determinadas emociones, muy diferentes entre sí e incluso antagónicas. Así que os pido que prestéis atención a este tipo de manipulaciones más o menos sutiles, para no dejaros llevar y tener un criterio lo más aséptico posible a la hora de votar al candidato que más os interesa.