Como ya sabemos, la propagación del SARS-CoV-2 a través de aerosoles es una vía de transmisión significativa de COVID-19, en el intervalo de hasta 5 µm de diámetro.

Estos diámetros se encuentran dentro del tamaño de partículas que los purificadores de aire portátiles (PACs) con filtros de partículas de alta eficiencia (HEPA) pueden capturar.

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Estamos hablando de purificadores de aire portátiles que generalmente consisten en un ventilador y un filtro HEPA y que a grandes rasgos funcionan como sigue: el purificador aspira el aire, lo pasa a través del filtro en el que quedan retenidas las partículas y lo expulsa ya limpio, libre de partículas potencialmente infectadas.

De esta manera, los purificadores de aire portátiles (PACs) que llevan filtros HEPA pueden reducir la propagación del SARS-CoV-2 y mejorar la calidad del aire interior.

El riesgo en las clínicas dentales

Como se puede imaginar cualquier persona, durante una pandemia por enfermedades infecciosas, como la COVID-19, la odontología se considera una profesión de alto riesgo, pues requiere una estrecha proximidad del médico con el paciente durante el examen y el tratamiento dental.

Son momentos en los que se generan una gran cantidad de gotas y aerosoles potencialmente contaminados, lo que contribuye a la propagación del virus.

Por eso es tan necesario asegurarse de que el aire interior de una clínica dental es seguro, tanto para el personal como para los pacientes.

Así fue el estudio

La investigación se realizó en una clínica dental de Toledo, en plena tercera ola de la COVID-19, y en su interior se colocaron PACs con filtros HEPA.

Estos filtros estuvieron expuestos desde enero hasta marzo de 2021 en la sala de espera y en los tres gabinetes de la clínica.

Pero durante estos tres meses algunos pacientes notificaron que después de la asistencia a la clínica les habían diagnosticado la enfermedad con una PCR positiva.

Además, se consideró la asistencia de pacientes asintomáticos.

Todas las medidas de higiene y seguridad

Salvo contadas excepciones, los pacientes acudieron a la clínica con cita previa y sin acompañantes. La mascarilla era obligatoria y las manos se limpiaron con un desinfectante a base de alcohol antes de entrar a la sala de espera.

Los pacientes esperaron allí entre 5 a 10 minutos para, a continuación, pasar a uno de los tres gabinetes de la clínica.

Una vez en el gabinete, los pacientes se retiraron la mascarilla y se les hizo enjuagarse la boca durante 1 minuto con H2O2 (peróxido de hidrógeno) al 1%.

El H2O2, más conocido como agua oxigenada, es capaz de degradarse en oxígeno y agua cuando entra en contacto con una enzima (catalasa) presente en casi todos los seres vivos, incluidos los microorganismos, dentro de la microbiota oral. Y ese oxígeno es capaz de matar al virus SARS-CoV-2 porque es sensible a la oxidación.

Análisis de los filtros HEPA

Transcurridos los tres meses se analizaron 6 muestras tomadas al azar de cada filtro HEPA expuesto.

Las muestras fueron lavadas para retener todos los microorganismos y partículas presentes y se aisló el ARN (ácido desoxirribonucleico) presente en dicho lavado.

A continuación se realizaron los pasos que permitirían detectar si había virus en los filtros HEPA, y que (para los más interesados) consistieron en una retrotranscripción (RT) para transformar el ARN en ADN copia (ácido desoxirribonucleico), y una reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para amplificar un gen de la nucleocápside, específico del SARS-CoV-2.

Resultados

Pese a todas las normas de seguridad e higiene que cada día tomaba la clínica dental, y pese a ser obligatorio el uso de mascarilla, detectamos SARS-CoV-2 en el filtro de la sala de espera.

Esto podría deberse al tipo de mascarilla utilizada o a su uso incorrecto, bien fuese porque las mascarillas no estaban bien ajustadas (dejando huecos), o bien porque las llevaban utilizando más tiempo del recomendado.

Sin embargo, y habiendo estado presentes las mismas personas, no detectamos presencia viral en los filtros de los gabinetes.

Un paso imprescindible

Nuestros resultados demostraron que los gabinetes podrían considerarse estancias libres de COVID-19 porque los pacientes se enjuagaban a boca inmediatamente después de quitarse la mascarilla con una solución de H2O2 al 1%, eliminando así las partículas virales de la boca. Este hecho explicaría la ausencia de carga viral en los filtros de los gabinetes.

Recomendación

Hasta que la vacunación masiva se implemente con éxito en todo el mundo, las prácticas dentales no son totalmente seguras para proteger tanto al personal como a los pacientes.

Los dentistas deben poner en marcha estrategias preventivas para evitar la propagación de la infección por COVID-19 en las clínicas.

Nuestros hallazgos destacan la importancia de enjuagarse la boca con H2O2 para controlar la propagación del SARS-CoV-2. Por tanto, se recomienda, enjuagarse durante 1 min con H2O2 al 1% tan pronto como el paciente llegue a la clínica, para evitar la propagación del SARS-CoV-2 al personal y a otros pacientes.