Cámara en mano, el actor irlandés Colin Farrell juega a inmortalizar a uno de sus compañeros en un descanso del rodaje en Xixona. Lo hace desde distintas perspectivas, como si fuera realmente el reportero de guerra que interpreta en la película "Triage", que estos días rueda el cineasta bosnio Danis Tanovic en diferentes puntos de la provincia y en Ciudad de la Luz. Un momento de relax tras un principio de mañana de trabajo intenso en un paraje natural que pertenece al municipio alicantino. Todavía no ha salido el sol y ya se levantan dos enormes carpas en este enorme valle alejado de la civilización. Sólo un largo camino de tierra comunica la carretera con este set de rodaje, que desde la lejanía parece un misterioso circo escondido en mitad del campo. Ocho camiones, con los materiales necesarios para llevar a cabo la grabación, se alinean con un despliegue de técnicos alrededor, que no dejan de mover sus cachivaches por las dos localizaciones previstas para este primer día de rodaje en exteriores: una llanura y un montículo que están plagando de flores de colores, al parecer propias del paisaje del Kurdistán iraquí, zona donde acontece la acción. Danis Tanovic supervisa el trabajo de sus compañeros mientras cruza un puente de metal, instalado para salvar un enorme barranco que separa ambas localizaciones. Junto a una amplia comitiva de ayudantes, el director indica a la gente que se aleje de las zonas donde se van a realizar explosiones que están preparando el equipo de efectos especiales, con el fin de simular un ataque de morteros del ejército iraquí. Tanovic va embutido en un chubasquero amarillo y un gorro verde, quizá para prevenir la lluvia que a primera hora de la mañana ponía en peligro la sesión de rodaje. Gracias al cielo, el sol superó a las nubes. A las ocho de la mañana, Colin Farrell aparece en un elegante Mercedes. Tras un paso previo por maquillaje, sale al primer plató natural donde ya están instalados los focos, las cámaras y alguna que otra pértiga. Le acompaña su compatriota y compañero de reparto Jamie Sives, que encarna al otro reportero de guerra que protagoniza con él la película. Sives luce un vestuario algo más acorde a un fotógrafo que se encuentra en medio de un conflicto bélico. Farrell, por su parte, no pierde el glamur a pesar de ir en vaqueros y con dos cámaras colgadas de los hombros. Sólo su barba de tres días y su pelo largo dan a entender que es un guerrero de la información. El equipo de producción pide silencio y comienza el rodaje. Colin Farrell camina con Sives por el Kurdistán simulado, de regreso al campamento base. Una pequeña conversación que Tanovic logra inmortalizar con sólo un par de repeticiones. Entre el grupo que sigue a Farrell se encuentra una persona especial. Un corresponsal de guerra real de Reuters, contratado por esta producción internacional, que ha sido el encargado de enseñar a esta estrella de Hollywood a mover la cámara como un auténtico reportero. No obstante, "Colin Farrell ya tiene conocimientos de fotografía. De hecho, ahora trabaja con el blanco y negro", subrayan desde el equipo del filme. Llega el momento de hacer las pruebas de efectos especiales. Antes de decir acción, todo el mundo se tapa los oídos, como si estuviera a punto de comenzar una mascletá. A los pocos segundos un zumbido y una nube de polvo se levanta del suelo. La emboscada que sorprende a ambos protagonistas durante el camino ya está lista. Farrell, Sives y Tanovic no pueden estar de mejor humor. Bromean con el resto del equipo en cada descanso y aprovechan para desayunar algo en una de las carpas cercanas al punto de rodaje. Tienen por delante un largo día. Una dura batalla para finalizar esta guerra cinematográfica. Un misión que durará más de un mes con un único objetivo: acabar la película.