El proyecto fue aprobado a finales de año por la Conselleria de Cultura y con su ejecución la Basílica de Santa María de Alicante dará por finalizada la cuarta y última fase de restauración del templo. El escollo con que se enfrenta esta recta final para la recuperación del edificio histórico está sin embargo en la expropiación de uno de los locales de los bajos de la iglesia que dan a la calle Jorge Juan, ya que se trata de un espacio de titularidad privada pero fundamental para el desarrollo de este proyecto, presupuestado en dos millones doscientos mil euros que serán financiados en principio por la Conselleria de Infraestructuras.

Y es que se trata quizá de la fase más ambiciosa, ya que tiene como objetivo la creación de un museo, cuya entrada se ha previsto en el proyecto justo por dicho inmueble, un antiguo almacén del siglo XVIII, en cuya parte superior se encuentra la sala capitular. Así, el acceso a la zona museística se haría a través de este espacio que daría entrada, por una parte, a la que sería la exposición de arte sacro perteneciente al templo y que se ubicaría en la primera planta, y, por otro, a los locales colindantes que albergarían los restos arqueológicos encontrados durante las anteriores fases de restauración. En el interior de esta planta baja también habría acceso a las antiguas murallas, al refugio y al aljibe, cuya puesta en valor se incluye dentro del proyecto.

El proceso de expropiación de este local de 200 metros cuadrados de superficie, que se encuentra abandonado desde hace muchos años, lo inició el Ayuntamiento de Alicante en 2004, después de que las negociaciones para su compra se vieran frustradas por el elevado precio requerido por el propietario. Después el proceso se paralizó y en el último año se han vuelto a retomar las gestiones, aunque todavía se desconoce cuál va a ser la resolución de este conflicto.

El arquitecto Marius Beviá, autor del proyecto, justifica la expropiación porque el inmueble está integrado en el Plan Especial del Casco Antiguo dentro de la franja denominada "bajos de Santa María", cuyo destino es dotacional para equipamiento socio- cultural, por lo que no se le puede dar otro uso al local. "Lo que sí habrá que establecer es un convenio entre el ayuntamiento y la iglesia para determinar el funcionamiento de este espacio museístico".

De hecho, el Ayuntamiento de Alicante es ya propietario de la mayor parte de los bajos de Santa María, mientras que otra parte es de la iglesia, así como la planta superior. "La alcaldesa tiene la última palabra en el tema de la expropiación, pero lo que está claro es que esos 200 metros están inhabilitados porque tienen que ser para uso cultural obligatoriamente".

Por su parte, la Fundación Iglesia de Santa María ha volcado todos sus esfuerzos en agilizar el proceso de expropiación que abriría el camino definitivo para la ejecución de proyecto. "Este local es fundamental para el desarrollo de esta cuarta fase y también para dotar a la ciudad de dos nuevos espacios museísticos", asegura Alfredo Llopis, secretario de la Fundación Santa María. "Además, está cerrado hace muchos años, está abandonado y hecho una cochambre", destaca. En este sentido, hace hincapié en que el nuevo museo constituirá "un triángulo importantísimo patrimonial para la ciudad, junto con el Museo de Bellas Artes Gravina y el nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Alicante".