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El teleadicto

Por menos de un mes

Qué pena. Lo que se está perdiendo À Punt y lo que nos estamos perdiendo sus potenciales espectadores por menos de un mes. Habría sido realmente motivador seguir a través de este canal los acontecimientos que han sucedido en los últimos días. Todo eso nos concierne, por valencianos y alicantinos. Habría sido interesante seguir la caída de Zaplana, el gran faraón de la tremenda pirámide de Canal 9, a través de À Punt. Y ver a Milagrosa Martínez, la que fuera segunda persona más poderosa en el poder valenciana, entrando en la cárcel de Villena.

Salivo por ver los dos grandes magacines anunciados. Más de tres horas matinales con Clara Castelló, un valor seguro. Y otras cuatro horas vespertinas con Carolina Ferre, una de mis debilidades. Y sus informativos, el buque insignia de la casa, que se debe caracterizar por lo contrario que hizo célebres a sus antecesores en Burjassot.

Un deseo. Ojalá no vengan a las comarcas del sur a congraciarse. A caer en gracia. A tratar de agradar. Ya saben. Con la idea de hacer la pelota por aquello de entrar con buen pie, comenzando por dar jabón a las Fiestas de Hogueras (por fechas va a ser lo primero que se encuentren) y siguiendo por el resto. Ya somos mayores para que nos traten como a niños.

Pero volviendo al principio, qué pena da que, por tan poco tiempo, À Punt no haya sido testigo y mensajero a la hora de contarnos todo lo que está pasando en estos tiempos revueltos. Por supuesto que va a haber tiempo. El relato continúa. Hay muchos frentes abiertos. Muchas subtramas que seguir (y hablo en términos de las escaleta de guionista, no de las judiciales, aunque también). La actualidad todavía nos va a deparar sorpresas. Y a partir del 10 de junio À Punt estará contándolas.

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