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Christian Poveda, director de La Vida Loca, en el rodaje del documental con «El Bambam», Little One y Cesarito.Información

Diez años sin Christian Poveda, el reportero que plasmó la violencia de las maras en El Salvador

Tal día como hoy, el fotoperiodista de origen alicantino, autor del aclamado documental La Vida Loca, fue asesinado a tiros tras filmar el ritual de tatuajes, drogas y crímenes de las pandillas salvadoreñas

La Vida Loca radiografía los códigos de tatuajes, drogas y virulencia de las maras salvadoreñas, los grupos de jóvenes de hogares pobres y desestructurados que, sumidos en luchas encarnizadas, siembran el terror. El documental cosechó numerosos elogios de crítica y público, sobre todo en escaparates internacionales como el festival de San Sebastián ante un retrato con imágenes íntimas, familiares, crueles y tiernas, entre la delincuencia, la cárcel y, también, la esperanza.

El reportero de origen alicantino Christian Poveda, experto en situaciones extremas, comprometido y riguroso en el ejercicio de la profesión periodística, se ganó la confianza de las maras y convivió durante meses con ellas. De ahí el resultado excepcional de un documental que aprisiona, desde la cercanía, desde el testimonio en primera persona, la violencia que carcome un país con crímenes y venganzas.

Sin embargo, pese a la exitosa repercusión de la cinta, no todas las partes quedaron satisfechas. Las maras no vieron con buenos ojos su identificación como víctimas del sistema, recriminando además al fotoperiodista que se estuviera beneficiando de ellos a sus espaldas. El rumor corrió como la pólvora y como recordó Edgar Romero, amigo y compañero de Christian Poveda, el DVD pirata de La Vida Locarulaba por todos los puestos de El Salvador. «Se vendía a un dólar la copia y la mara 18 añadió un impuesto de tres dólares más», afirmó.

Poveda, de 53 años, corresponsal en guerras en Irán, Irak y Líbano, optó por atajar los comentarios entrevistándose personalmente con las pandillas. Fue entonces un 2 de septiembre del 2009, hace ahora 10 años, cuando el fotoperiodista fue asesinado a tiros en el puente de Las Cañas, en el poblado de El Rosario al norte de El Salvador.

«Fue a verles, a negarlo, a defender también lo suyo, porque era muy cuidadoso con los derechos de autor. Y a pedir que dejaran a un fotógrafo francés de Elle que retratara a las chicas de la mara», indicó Egar Romero a El País.

Rápidamente se produjeron las primeras detenciones que desembocaron en un largo proceso de investigación que culminó con la condena firme a 10 pandilleros y un expolicía por el asesinato. Unos por informantes, y otros por autores y ejecutores.

La noticia tuvo un gran impacto en medios de todo el mundo. También instituciones y gobiernos (de El Salvador, España y Francia, país en el que nació Christian Poveda) se volcaron para la repatriación y atenciones a la familia, residente en Alicante. Reporteros sin Fronteras destacó su compromiso profesional, su impecable labor sin ideas preconcebidas a la hora de abordarlas independiente del conflicto y las partes enfrentadas. También la UNESCO reconoció su valía, la realidad social que encerró en sus trabajos fotográficos y audiovisuales. La Federación Internacional de Periodistas, la Sociedad Interamericana de Prensa, el New York Times, el Washington Post... los elogios y reconocimientos no cesaban. Incluso el prestigioso World Press Photo le rindió un homenaje en el 2019.

Alicante, su ciudad de acogida, tampoco se olvidó de su inmenso legado, y el Club INFORMACIÓN exhibió parte de su obra gráfica que ya fue expuesta en la CAM en 1992.

Christian Poveda, hijo de exiliados españoles, nacido en Argel, que vivió en París, que trabajó con pasión su compromiso con los más desfavorecidos, tuvo una última misa en la concatedral de San Nicolás en Alicante. Allí, junto a la primera cámara profesional que utilizó, su padre señaló: «Le han quitado la vida, pero su obra y los objetivos que él perseguía seguirán vivos».

Último adiós a Gregorio Poveda en Sant Joan

Último adiós a Gregorio Poveda en Sant JoanGregorio Poveda, padre de Christian Poveda, falleció el pasado viernes a los 90 años. Quien calificó a su hijo Christian como un «misionero de la paz», fue socio de honor del Ateneo de Alicante, ciudad en la que residía desde hace años. Culto, y especialmente vinculado a colectivos culturales alicantinos, Gregorio Poveda será enterrado hoy en el nicho familiar en El Campello junto a su hijo Christian. La misa será hoy a las 12 horas en el tanatorio de Sant Joan.

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