Margarita Salas, una de las principales referencias de la ciencia española durante las últimas décadas, falleció ayer a los 80 años de edad; fue una trabajadora incansable, referente feminista, modelo para los jóvenes y la primera mujer científica que ocupó un sillón en la Real Academia Española (RAE). Salas, quien trabajó junto al nobel Severo Ochoa en la Universidad de Nueva York, desarrolló su labor investigadora en el campo de la bioquímica y la biología molecular, y su mayor logro científico fue el descubrimiento de una técnica que permite amplificar las muestras más pequeñas de ADN en cantidades suficientes para hacer un análisis genómico completo.

Su descubrimiento, desarrollado en forma de kits de secuenciación de ADN fáciles de usar logró la patente en Estados Unidos en 1991 y la europea seis años después, y hoy en día su técnica se usa en múltiples aplicaciones: en el estudio de microbios, para analizar el desarrollo embrionario e incluso para catalogar fósiles (arqueología) o encontrar sospechosos de un crimen (forenses).

Salas, quien acudía prácticamente a diario a su laboratorio en el Centro Nacional de Biología Molecular Severo Ochoa, falleció a causa de una parada cardíaca en el hospital madrileño Fundación Jiménez Díaz, donde se encontraba ingresada hace varios días.

Murió el día que se cumplen 152 años del nacimiento de otra gran científica y pionera, la polaca Marie Curie, y lo ha hecho además cumpliendo un sueño: emular a su gran referente, la italiana Rita Levi-Montalcini, quien fue al laboratorio hasta el último día. «Mi modelo es Levi-Montalcini, que se murió en 2012 con 103 años y cuando cumplió cien años vino a Madrid por un doctorado Honoris Causa en la Complutense. Y decía que con cien años iba todos los días al laboratorio. Y que lo importante no era tener arrugas en la cara sino no tener arrugas en el cerebro. Y en broma digo: cuando sea mayor quiero ser como Rita Levi-Montalcini», dijo en una reciente entrevista a Efe.

Salas fue galardonada en muchas ocasiones y entre los últimos recibió el Premio Clara Campoamor del Ayuntamiento de Madrid (2012), por su contribución a la igualdad de la mujer; la Medalla Echegaray, la mayor distinción científica concedida por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (2016); y el Premio Inventor Europeo 2019 de la Oficina Europea de Patentes a su carrera. Fue nombrada doctora Honoris Causa por una decena de universidades, firmó más de 300 publicaciones científicas y tres patentes, un legado infinito difícil de igualar. «Un país sin investigación es un país sin desarrollo». «Por encima de todo, mi vida es la investigación», defendió Salas.

Desde que se conoció la noticia científicos, políticos, universidades y centros de investigación han lamentado su fallecimiento. En un telegrama de pésame enviado a los familiares, los reyes dijeron que es un «referente esencial» para la ciencia en España. El ministro de Ciencia en funciones, Pedro Duque, indicó que fue «clave en los grandes avances de la bioquímica y la biología molecular que han propiciado el progreso de la Humanidad. Nos ha dejado una de las científicas españolas más brillantes de la historia».

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, afirmó que fue «una inspiración para miles de mujeres que luchan por alcanzar el lugar que merecen en la ciencia», y el líder del principal partido de la oposición, Pablo Casado, ha destacado de ella su reconocimiento internacional.

La presidenta del CSIC, Rosa Menéndez, se queda «con el recuerdo de una mujer luchadora» que va a permanecer en su memoria y «en el de la ciencia española». «Quiero destacar un aspecto fundamental de Margarita, que era el de generar vocaciones científicas, el estar en contacto con los jóvenes, los niños. Su labor es, desde luego, inconmensurable en todos los aspectos», subrayó.

María Blasco: «Es como mi madre científica»

La investigadora alicantina honra a su mentora, con quien compartió horas de trabajo: «Nos enseñó a ser científicos»

Una de las declaraciones más sentidas fue la de la investigadora alicantina María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, y de la que Salas fue mentora: «Margarita Salas es como mi madre científica, para mí y para tantos otros que nos formamos con ella. Es una persona que nos ha enseñado a ser científicos». Blasco dijo tener la sensación de que Salas se ha ido prematuramente porque «todavía tenía mucho que aportar» y subrayó que la ciencia española «está en deuda con Margarita». Blasco recordó con emoción a la que fuera su mentora, que a sus 80 años «estaba muy activa» y seguía yendo a trabajar al laboratorio, un espacio que durante algunos años compartió con la hoy máxima responsable del CNIO. «Ahora cuando se va, me doy cuenta de la parte tan importante de mí que también, un poco, se va con ella», subrayó Blasco de Salas, quien «trajo una manera de hacer ciencia como se hacía en los mejores laboratorios en Estados Unidos», donde trabajó junto a Nobel Severo Ochoa. Una mujer a la que «le tocó luchar y también ser pionera» pues fue de las primeras que se dedicaron a la investigación en España, donde «se sentía discriminada cuando estaba haciendo su tesis doctoral», indica Blasco, para quien al ir a trabajar a EE UU «pudo florecer y disfrutar de su trabajo de investigación». Salas ha sido «un referente para tantos científicos y científicas» y Blasco considera que, en su caso, mirarse en una mujer como Margarita Salas le dice que «uno puede llegar a donde quiera».