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Aliaga documenta la vida en silla de ruedas en «Hardcore»

La película de Jaibo Films prevé su estreno en 2022

Varios momentos del rodaje, hace unas semanas, de Hardcore en Simat de la Valldigna, con Rafa Botella en silla de ruedas y en su casa. | JUANMA BERNABEU

Adán Aliaga acaba de rodar su último corto en Simat de la Valldigna, localidad valenciana donde vive Rafa Botella, tetrapléjico de 34 años que a los 19 quedó inmovilizado de cuello para abajo tras un accidente de tráfico. El joven, que antes de quedar inmovilizado llevaba una vida «alocadita» como cualquiera de su edad, dice él, es un fanático del hardcore, una música extrema, acelerada y potente, que ha dado título al cortometraje dirigido por el cineasta de San Vicent del Raspeig.

A través de un amigo común, Aliaga se interesó por Botella, quien años atrás defendió su derecho a la eutanasia y hoy, que no la quiere, se siente más tranquilo sabiendo que le respalda una ley. El cineasta se ha pasado una semana rodando en casa de Rafa, junto a un equipo reducido por la precaución de la pandemia, para llevar su historia al cine.

«Me apetecía contar su vida, la relación con su madre, con quien vive, y la gente que pasa por su habitación; su afición por el hardcore y la relación que tiene con la música y el ordenador, con el que compone temas y hace vídeos», explica el autor de El cuarto reino (Premio Gaudí a Mejor Documental) y The Fourth Kindom, nominado a los Goya en 2019.

Aliaga documenta la vida en silla de ruedas en «Hardcore»

Lo ha hecho en formato documental, una vía que le permite contar historias con libertad porque en Aliaga nunca es un documental al uso, «no de entrevistas ni en forma de reportaje», mantiene, al que suele dar un toque poético o artístico, «el toque Jaibo Films», en referencia al nombre de su productora, que respalda también películas de autores alicantinos como Chema García Ibarra o David Valero.

«De Rafa me atrajo su sensibilidad y su forma de ver el mundo y queríamos contar esa transformación espiritual y emocional que ha vivido, su pasión por vivir en contraste con su inmovilidad», explica el sanvicentero.

El protagonista de Hardcore recuerda que la silla de ruedas no detuvo su vida tras el accidente, llegó incluso a tirarse en paracaídas, «pero cuando llegó el dolor la cosa cambió y empezó el calvario de estar encerrado en casa. Estuve dos años acostado y el dolor me mataba. Ahora, desde hace tres meses, parece que estoy mejor, me muevo más, me levanto y me siento más activo». Reconoce que le ha motivado llevar su vida al cine: «Es una experiencia que me ha enriquecido mucho. Me he reído mucho con todos ellos y cuando se fueron les echaba de menos», confiesa.

Rafa, que ya ha visto algunos títulos de Aliaga, cree que sus producciones son «muy auténticas y nada mainstream» y que como director «tiene mucha clase y sé que el corto va a salir muy bien. Habrá tomas muy bonitas y muy elegantes. Me muero de ganas de verlo».

Él tiene claro que de Hardcore no saldrá ningún mensaje de autoayuda sobre su vida como discapacitado: «Solo quiero que vean cómo es la vida de un tetrapléjico, con sus necesidades y deseos, tan extraños o normales como los de cualquier persona. Mi vida ha sido un poco hardcore, pero el dolor me hizo más soft (blando)», bromea Rafa, a quien le encantaría asistir al estreno del corto cuando se llegue la fecha. «Me gustaría ir y celebrarlo. Yo estoy dispuesto», concluye.

La película ha contado con apoyo del Institut Valencià de Cultura y À Punt y en los próximos meses del año se desarrollará el montaje y la posproducción, con intención de comenzar su distribución en 2022.

El director de cine alicantino, Adán Aliaga, durante la filmación. | JUANMA BERNABEU

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