El libre texto de Andrés Lima no se basa en Eurípides, sino en Séneca. Casi un prolongado monólogo con incursiones de otros personajes en esta tragedia clásica romana con tema griego, y la palabra poética y conflictiva llega al numeroso público mediante el diseño de un teatro total. La fusión de lenguajes y la armonía entre la luz, el espacio, el color, los sonidos y el movimiento. La depuración textual y las modificaciones de Lima persiguen que «Medea» se quede con lo más válido actualmente. Y los aspectos más pasionales se acentúan. Así es la faena del Aula de Teatro de la UA en el 5º Festival Internacional de Teatro Clásico, vista en el coliseo alicantino. Un estilizado espectáculo con un coro de danzantes y el corifeo, Aitana García, que representa, como fémina, la voz del dramaturgo o del espectador-juez. Es el mito de Medea, la mujer autónoma, contraria al arquetipo de otras épocas, aunque también hoy predomina la vara de mando del varón. Y las quejas de ella sobre la situación de las mujeres ofrecen contemporaneidad. El personaje de Samara Campaña exige poder vocal, justo énfasis que dé vida al papel en todos los sentidos. Tiene capacidad dramática, pero es innecesario cargar las tintas de la desesperación. Que el grito se desboque. Las dos fueron premiadas en el V Festival Nacional de Teatro Universitario. Acompañan Enric Piera, Joan Miguel Gosálbez, José Manuel Fuentes, Paula Quevedo, Paula Mateos, Noelia Jiménez, Carmen Vicente Ayllón, Sofía Carnicer y María Iñesta. Todos y la música de Carla y Claudia Sáez contribuyen a que la puesta en escena, dirigida por Xiomara Wander-Berghe, logre un clima turbador. Medea, víctima y verdugo, adopta, desde una visión actual, la extrema actitud de una inadmisible venganza que incluye matar a sus hijos menores, dejándose conducir por la ira ante la traición del hombre al que ama. El poder destructivo de los celos y la razón se aúnan. La belleza y la oscuridad. Trágico asunto que, de una u otra forma, continúa aireándose en los medios de comunicación.
Teatro crítica