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Volver a aprender a los 80

Amparo Jornet toca desde hace un año en la Orquesta de Pulso y Púa de la Sociedad Filarmónica Alteanense

Amparo Jornet Moreno, con su laúd, en una imagen tomada ayer. | RAFA ARJONES

Amparo Jornet quiso estudiar piano de niña pero se conformó con un laúd de segunda mano, que aprendió a tocar casi sola -«no es difícil», dice- y dentro de un grupo de cuerda pulsada, pero lo guardó en el armario cuando se casó en 1962. En 2019, casi sesenta años después, volvió sacarlo de la funda y, tras unas clases de recuerdo, se integró en La Orquesta de Pulso y Púa de la Sociedad Filarmónica Alteanense, donde piensa seguir, a sus 80 años, mientras pueda. «Voluntad no me falta», asegura.

Amparo Jornet cumplirá en enero 81 años, pero su nuera, Teresa Rubira, afirma que cuando están juntas «a veces parezco yo la mayor». Amparo ríe y dice que no hace nada extraordinario a su edad: «Me alimento bien, hago el deporte que puedo, lo normal», responde. Desde hace algo más de un año, además, ha vuelto a tocar el laúd, que dejó aparcado en su juventud, hace sesenta años, y hoy es la integrante más longeva de la Orquesta de Pulso y Púa de la Sociedad Filarmónica Alteanense. Su mensaje es claro: «No me veo distinta a gente de mi edad ni soy mejor que nadie, pero voluntad no me falta, y la voluntad mueve montañas», asegura.

Esta octogenaria nacida en València y afincada en Altea desde hace quince años, sin embargo, no lo tuvo fácil desde el principio. «No pude empezar a estudiar hasta los 9 años porque tuve una enfermedad al nacer, una especie de tuberculosis de los huesos, que me impidió ir al colegio hasta esa edad. No sabía leer ni escribir y entré en párvulos con nueve años. Pero yo era como una esponja, empecé a absorber y enseguida aprendí a leer, matemáticas, solfeo...», explica Jornet, que al introducirse en el lenguaje musical quiso aprender piano. «Pero en mi casa no había dinero para un piano y mi padre en su lugar me compró un laúd de segunda mano. Aprendí sola, no es muy difícil, y con los compañeros formamos una orquesta de cuerda pulsada y a los 14 años toqué por primera vez en un escenario».

La joven estuvo tocando varios años, también hacía deporte y nadaba para recuperarse de su enfermedad y, pese a la negativa paterna, se apuntó de oyente en Filosofía y Letras y se matriculó en Técnicas de Artes y Oficios, que estudió durante cuatro años, «lo que hoy sería Obras Públicas -explica-. Luego me casé en 1962. A mi marido no le gustaba lo del laúd y di mi último concierto poco antes de casarme. Tuve tres hijos seguidos, viajamos mucho, cambiamos de casa varias veces y ahí se quedó la cosa».

Amparo, la segunda por la derecha arriba, en la Rondalla Balmes, cuando tenía 15 años. | DANIEL

A los 49 años, con sus hijos ya mayores y viviendo entonces en Aspe, volvió a la Universidad. Estudió primero Relaciones Laborales en la Universidad Miguel Hernández y luego Ciencias del Trabajo en la de Alicante, además de un máster de Prevención de Riesgos Laborales, y también dio clases de formación hasta los 70 años. Entre tanto, su marido sufrió una enfermedad degenerativa y durante siete años estuvo a su lado hasta que falleció hace quince años. También escribió un libro -«no es lo mío, estaba mal escrito», reconoce-, empezó a hacer remo con 70 años -«pero tuve una caída tonta y lo dejé»- hasta que un día volvió a mirar el instrumento de doce cuerdas que tocaba de joven.

«Lo destapé y no me acordaba de nada, ni de tocarlo, ni de solfeo... de nada. Pero entré en la Sociedad Filarmónica Alteanense y poco tiempo después toqué en el concierto de Navidad». Luego llegó la pandemia y se frenó la actividad, retomada hace unos meses. «Yo estoy contentísima y me siento muy orgullosa de tocar con ellos, aunque me equivoque. Llevo medio año con rizartrosis y al hacer el trémulo me cuesta, pero mientras pueda seguiré tocando», afirma.

El director de la Orquesta, Raúl Mahiques, lo corrobora: «Tenemos a gente desde 14 años a 80 y da gusto ver cómo Amparo se ha integrado. Ahora dice que le duelen las manos, pero ahí está. La que más ilusión tiene es ella».

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