Rigoberta Bandini, Rayden, Gonzalo Hermida y Xeinn lograron ayer el preciado respaldo del jurado y de los telespectadores para seguir hacia adelante en la carrera por representar a España en Turín, por obtener el pase directo a Eurovisión 2022. El aval recibido durante la segunda semifinal del Benidorm Fest les permitirá competir en la gran final de mañana junto a las propuestas que superaron la primera criba, la de la gala del pasado miércoles, en la que brillaron los alicantinos Blanca Paloma y Varry Brava, además de Tanxugueiras y, por encima de todos, Chanel.

Rigoberta Bandini se corona favorita con su teta planetaria

¡Habemus teta! Sacar un pecho fuera sigue siendo una transgresión, siempre que se trate de un pecho femenino, claro está, y la que está considerada como una de las artistas revelación del momento, la barcelonesa Rigoberta Bandini, cumplió las expectativas al despejar la incógnita. Su escenografía, una de las más esperadas de la velada, puso el foco en una teta mundial, la mamella planetaria y más internacional que, sin duda, se ha subido nunca jamás a un escenario eurovisivo. La madre de todas las tetas. La euroteta que desató la locura. Su tema Ay mamá, que va camino de elevarse a la categoría de himno a la feminidad, gira en torno a las mamas que se reivindican valientes, al fresco, libres de toda hipersexualización.

Su esperada puesta en escena se tradujo en un grito contra los cuerpos censurados dentro y fuera de las redes sociales, uno de los momentazos más aplaudidos de la gala, el que todos querían grabar con el móvil. Fue una actuación con el distintivo sello Bandini, de inicio suave y melódico y que fue cogiendo fuerza hasta llegar a un clímax explosivo, bailablemente apoteósico. La interpretación que arrancó con la vocalista encorsetada en un traje de novia blanco evolucionó hasta que le fue despojado en una simulación de la liberación de la artista, que exclamó enérgica eso de «No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas, sin ellas no habría humanidad ni belleza». Un tributo a modo de canción que habla sin tapujos de la menstruación, el mismo que rinde homenaje a todas las «mamamama... mamá, ese que llama a parar la ciudad, «sacando un pecho fuera al puro estilo Delacroix», el pintor francés que rubricó la obra La libertad guiando al pueblo, la que sirvió de inspiración para componer un tema que no pretende representar a nadie, pero que, a la vez, lo representa todo.

Gonzalo Hermida no pudo actuar por estar confinado y se proyectó su videoclip.

La actuación de Rayden, el rapero madrileño que envía al público a llorar a la Calle de la llorería, era otra de las propuestas que, según las quinielas de los eurofans, tenía todos los ingredientes para obtener el pase directo a la competición final. Con un tema que versa sobre mostrar la seguridad de ser vulnerable, hizo gala de una escenografía impactante. Evidenció que cada detalle estaba medido al milímetro a través de una letra que invita a la reflexión. Sonido urbano y Rayden es estado puro con un espectáculo producido por y para su emisión en la pequeña pantalla. Porque, en definitiva, el Benidorm Fest nace con la etiqueta de festival, pero está configurado como espectáculo televisivo, y eso es algo que no pasa desapercibido entre los asistentes al Palau D’Esports L’Illa, meca del eurofán, meca del inevitable eurodrama.

Rigoberta Bandini se corona favorita con su teta planetaria

Electrónica y neón

No podía faltar un tema de discotequero, y menos en la tierra que se entregó en los noventa a los excesos de la indómita ruta del bakalao. La cantautora chilena Javiera Mena defendió Culpa, su oda a la «epilepsia bollera» que fue subiendo de tono hasta un desenlace a tope de música electrónica, iluminado por el neón y en torno a la venerada mesa de mezclas que da latido a los templos de la noche.

Xeinn, con su tema Eco, puso una de las notas pop al evento. El madrileño defendió una canción que recuerda a The Weeknd y que habla del momento en el que encuentras a ese alguien que es para toda la vida, con una escenografía de trasfondo noventero y una composición que parece estar diseñada para competir con las superproducciones suecas de tinte eurovisivo. Porque lo cierto es que si hay algo que ha buscado RTVE es un espectáculo transversal capaz de relanzar la expectación por Eurovisión con artistas consolidados y emergentes, con una mezcla de estilos musicales entre los que se incluyó a la malagueña Marta Sango, enfundada en un colorido vestuario de inspiración futurista para defender su canción buenrollista Sigues en mi mente, o la balada melódica de Gonzalo Hermida, gaditano que no pudo defender su directo al estar confinado por contagio de covid. En su lugar se proyectó el videoclip de su tema Quién lo diría, caracterizado por unos giros vocales, desde luego, infinitamente más interesantes que los de Sara Deop.

Impecable fue la actuación como artista invitada de la representante en Eurovisión 2014, Ruth Lorenzo, con el icónico Bailar pegados con el que Sergio Dalma alcanzó una significativa cuarta posición en 1991. El show sigue mañana, con la entrega del codiciado pasaporte a Turín.