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Recorrer el planeta en quince meses sobre una moto

El escritor alicantino Miquel Silvestre reúne en su último libro las experiencias de su vuelta al mundo a lomos de su BMW siguiendo rutas de exploradores españoles

Miquel Silvestre, escoltado en moto por los masai

El escritor y productor audiovisual Miquel Silvestre (Dénia, 1968) realizó su primer gran viaje en moto por África hace más de una década tras tomarse una excedencia como registrador de la propiedad, que materializó en el libro "Un millón de piedras" y que va por su decimosegunda edición. Poco después, el motorista se propuso recorrer el planeta encima de su BMW y eso hizo durante 15 meses entre junio de 2011 y septiembre de 2012, que diez años después ha reflejado en otro volumen, "La vuelta al mundo en moto. Ruta de los exploradores olvidados", publicado hace unos meses por Silver Rider Prodktions. Entre uno y otro libro, Silvestre fue escribiendo artículos y colgando vídeos en Youtube, que llamaron la atención de TVE, donde dirige desde 2015 su propia serie documental de viajes, "Diario de un nómada", ahora en barbecho con la pandemia.

Por qué ha tardado casi diez años en pasar a limpio sus notas escritas en libretas moleskine de esa vuelta al mundo lo explica Silvestre, autor de una docena de libros, "porque un viaje de estas características hay que dejarlo madurar un tiempo para ver qué consecuencias deja en ti, reflexionarlo y ver el mundo cambiar. Conocí países en la Primavera Árabe y era necesario ver qué había pasado después; Siria o Libia hoy son imposibles de recorrer por la guerra. Haber hecho el programa de TV fue consecuencia de este viaje, que empecé a filmar en solitario, y quería mostrar cuál era la precuela de todo aquello". 

En esta ruta por el mundo le ha pasado de todo, desde enfermar hasta ser extorsionado por la policía, pero la principal enseñanza que extrae Silvestre es que ha podido ver la "diversidad" del planeta y comprender que "Occidente es una burbuja de anormalidad, porque vivimos con unos estándares de consumo y bienestar que no son los que tiene el 80% de la población. Comprendes que no es que ellos sean pobres o raros, sino que el raro eres tú por tener tanto si el 80 % de la población vive en condiciones que para ti serían intolerables, ves que quien ha pervertido la normalidad eres tú. Comprobar eso es lo más difícil del viaje, aunque esté lleno de fotografías de paisajes bonitos".

La odisea comenzó descendiendo por África y cruzando la India de sur a norte, luego atravesó Nepal y saltó a Asia hasta llegar a Filipinas para dirigirse después a América y alcanzar la ciudad con nombre español más al norte del planeta, Valdez, en el noroeste de Alaska. Todo ello a lomos de su BMV R1200 GS, llamada Atrevida, "que es el nombre del barco de la Expedición Malaspina, que salió en el siglo XVIII para visitar todas las posesiones dispersas españolas en el Atlántico y Pacífico, y fue un poco lo que hice, seguir las huellas de al menos un explorador español en cada continente".

Desde Pedro Páez, jesuita descubridor de las fuentes del Nilo Azul, a San Francisco Javier, misionero enterrado en Goa, India, Silvestre también buscó la presencia española en Asia (Magallanes, Urdaneta y Miguel López de Legazpi) a través de Tailandia, Malasia e Indonesia y se convirtió en el primer español en llegar en vehículo rodado a Filipinas metiendo su moto en un barco desde Borneo con inmigrantes ilegales, según cuenta. También trazó la huella de los primeros europeos (Juan de Fuca, Francisco de la Bodega y Dionisio Alcalá) en navegar y pisar la isla de Vancouver o de Salvador Fidalgo, fundador de la ciudad española Valdez, en Alaska.

Silvestre, en la población de Valdez, en Alaska INFORMACIÓN

"Son exploradores poco conocidos, que no se enseñan en el colegio. Haber mezclado la aventura con la cultura y la reivindicación histórica es lo que me ha llevado a tener un público distinto del motorista", explica el viajero, quien profesa admiración por los nombres antes citados: "Estaban hechos de otra pasta, se iban sin billete de regreso y sin saber si volverían. Yo en cambio voy con pasaporte de la UE, que es un absoluto privilegio, y sé que si me pasa cualquier cosa puedo regresar. Aquellas personas se jugaban el tipo: podían caer cautivos, esclavos, morir, naufragar... y viajaban sin saber cómo era el planeta e iban dibujando el mapa mundi. Yo tengo Google Maps". 

No obstante, el dianense también ha vivido la evolución tecnológica al viajar. "La primera vez en África no había Google Maps ni prácticamente cartografía. Llevaba un GPS que no navegaba, que me indicaba la dirección como una brújula. Ahora la tecnología facilita enormemente viajar, pero sin embargo cada vez es más complicado hacerlo, aparte de estos dos años de covid, por las dictaduras y las restricciones políticas. Los viajes que se hacían antes no se pueden repetir. Antes no hacía falta ni pasaporte; ahora, pasaportes, visados, autorizaciones, tanto de norte a sur como de sur a norte", apunta. 

El motorista Miquel Silvestre en Yakarta, Indonesia INFORMACIÓN

De la ruta, se quedaría con los territorios del Norte de Canadá, "es lo más bonito que he visto nunca, esos bosques de taigas infinitos con esas carreteras que se pierden en la lejanía son una maravilla, puedes ver la naturaleza primigenia". Se juró no volver más a India "pero tiene tanto sabor que se te olvida la promesa", añade, y sabe que no volverá a Israel: "Es una sociedad occidentalizada insertada en el caos de Oriente Medio, es como meterse en Europa".

El último gran viaje que realizó con su programa antes de estos dos años de pandemia fue Mongolia y Europa del Este en 2019. Mientras, para el canal Viajar, ha recorrido España y Portugal. Hoy se encuentra a la espera de coger de nuevo el pasaporte con la vista puesta en Turquía, "que no se ha vuelto loco con el covid y ha mantenido la apertura de fronteras".

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