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Mucho abrazo y con resaca al AVE

Actrices en los pasillos del Palau en la fiesta del cine iban con los zapatos en las manos u En la estación de tren de València la imagen fue la de un cansancio que escondían tras gafas de sol y las mascarillas

Luis Tosar, ayer, en la estación Joaquín Sorolla de València. Montesinos

Decía Blanca Portillo, ya entrada la madrugada, que ella nunca ha tenido «prisa» para casi nada. Quizás, esa tranquilidad, es la que le permitía disfrutar del momento con sosiego. Mientras, otros compañeros se apresuraban a salir de Les Arts para ir a fiestas privadas con las que cerrar la noche o abrir el día. La gala, en eso coincidían, se había alargado demasiado. Pero a Portillo, impecable, le daba igual. Con una felicidad contagiosa, la premiada como mejor protagonista por «Maixabel», recordaba en los pasillos de Les Arts con unos y otros el momento en el que por fin conseguía su primer goya. 

Pero para los invitados a la gala, a las dos de la madrugada, lo que les importaba era, por una parte, irse de fiesta y por otra quitarse el traje. Tanta prisa tenían algunas que, ya en los pasillos del edificio, iban con los zapatos en las manos al no aguantar más el suplicio de los altísimos tacones. La misma prisa tenían los trabajadores de la organización. 

Dos de los espacios preparados para acoger a los invitados, la sala Casmara y la sala Moet Chandón, fueron desmanteladas incluso antes de que Javier Bardem y Fernando León de Aranoa se pasaran por la sala de prensa para decir lo felices que estaban y lo mucho que, 19 años después de trabajar en Los lunes al sol, aún se querían. 

Porque la noche del sábado, bautizada como la del reencuentro del cine español, todos los invitados demostraron que en el gremio quererse se quieren y que no hay organización ni coronavirus que frene los besos y los abrazos. 

Si sobre la alfombra roja de Les Arts los actores lucieron sus mejores galas, en la estación Joaquín Sorolla la imagen fue la de un cansancio, o resaca, que escondían tras gafas de sol y las mascarillas. 

La transformación del edificio de Calatrava en un gran plató de cine fue celebraba ayer con entusiasmo por parte de una organización que, por encima de todo, antepone la imagen televisiva ofrecida de una gala diseñada de principio a fin para ello.

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