Publica 'La armadura de la luz'

Ken Follett: "Los regímenes fascistas no empiezan construyendo campos de concentración sino controlando las leyes"

El escritor ha elegido la Real Fábrica de Tapices de Madrid para presentar ‘La armadura de la luz’

El escritor Ken Follett, este jueves en la Real Fábrica de Tapices de Madrid.

El escritor Ken Follett, este jueves en la Real Fábrica de Tapices de Madrid. / JOSÉ LUIS ROCA

Anna Abella

Impecable, con nívea americana cruzada y pantalón, corbata y pañuelo negros, el escritor galés Ken Follett (Cardiff, 1949) ha elegido la Real Fábrica de Tapices de Madrid para presentar ‘La armadura de la luz’ (Plaza & Janés / Rosa dels Vents), donde vuelve a su imaginaria ciudad inglesa de Kingsbridge con unos personajes que viven los conflictos generados por 23 años de guerras napoleónicas y la Revolución Industrial. Horas antes, habla en entrevista sobre esta quinta y, de momento, última entrega de la revolucionaria saga histórica ‘Los pilares de la tierra’ (1989), que junto a la trilogía ‘The Century’, componen la crónica del último milenio de Occidente orquestada por un autor que ha vendido 188 millones de ejemplares de sus 36 libros en más de 80 países y 40 idiomas.

Aborda los cambios de la Revolución Industrial. Hay un paralelismo hoy con la Inteligencia Artificial (IA). ¿Tenía en mente esta amenaza cuando escribía? 

No. Cuando acabé el libro la gente empezaba a hablar del tema. Yo muestro cómo en el XVIII y XIX la llegada de las máquinas trastocó las vidas de muchas personas, unos perdieron sus empleos y otros hicieron mucho dinero. Con mis personajes enseño sus vidas, sus amores, retos, esperanzas y preocupaciones. 

¿Ha probado el Chat GPT

Sí. La semana pasada. Le pedí que escribiera un capítulo de una novela de Ken Follet para ver qué. Y era terrible, malísimo, lleno de estereotipos. Debo confesar que me encantó ver que, de momento, no puede escribir como yo (risas).

Sus libros tienen en común el tema de la libertad, aquí luchan por crear un sindicato para proteger a los trabajadores de la crueldad y la explotación. 

Sí. Los más oprimidos y débiles se agrupan para luchar por su libertad y ganan. Y hay otro tema quizá más importante, el de la libertad de expresión. El Gobierno británico, igual que las élites europeas, estaba tan aterrado por la Revolución Francesa, que introdujeron leyes muy represivas, como una que tifificaba como delito convocar un mitin para hablar de la reforma parlamentaria u otra que penalizaba los sindicatos. 

23 años de guerras napoleónicas en casi 900 páginas. 

Una guerra empeora todo lo que va mal. Emprobreció aún más a los pobres en Inglaterra y propició que el Gobierno británico fuera más represivo. Tuvo que subir los impuestos para financiar la guerra y recurrir al reclutamiento forzoso. El libro cuenta la crisis que surge de esa conjunción de las nuevas máquinas, los disturbios, huelgas y el descontento de los trabajadores y la guerra. Una vez, cuando el rey atravesaba Londres con su carroza empezaron a tirarle piedras pidiendo ‘pan y paz’. El precio del pan subió tanto que se produjo ‘la revuelta de las amas de casa’, que robaban el pan en las panaderías para alimentar a sus hijos.

En el XVIII, los analfabetos se organizaron para aprender a leer porque se sentían en desventaja ante la élite educada. Las élites temían que la clase trabajadora leyera

Hoy vemos también cómo han subido los precios. Otro paralelismo. 

Sí. En Inglaterra cada vez hay más gente sin dinero que acude a los bancos de alimentos. Cientos de miles de personas alimentan a sus familias gracias a ellos. Yo vivo en un pueblo donde la mayoría de la gente es clase media, pero incluso allí hay uno, y se queda sin alimentos. Cada vez hay menos clase media, porque ganan el mismo sueldo y todo ha subido.

La batalla de Waterloo acabó con Napoleón. ¿Cómo puede acabar la guerra de Ucrania? 

No sé ver el final. Es terrible. Solo espero que no dure tanto como las guerras napoleónicas. Inglaterra estuvo en guerra contra Napoleón 23 años. La propia batalla de Waterloo en sí misma es interesante. Los británicos celebran una gran victoria. En el Ejército de Wellington había muchos holandeses y 10.000 prisioneros irlandeses excarcelados y enviados a luchar. El Ejército de Napoleón eran todo franceses. Empezaron a luchar por la mañana en un valle y 12 millas más allá había un Ejército prusiano, o sea, alemán, al que Wellington pidió ayuda. Pero tardaron más de lo previsto en llegar y, mientras, los británicos iban perdiendo. Los prusianos, 70.000 hombres y 88 cañones arrastrados por seis caballos cada uno, tenían que atravesar un puente y un pueblo de callejuelas serpenteantes y embarradas. En medio, hallaron un incendio y tuvieron que retroceder y buscar otra ruta. Lograron llegar justo cuando las cosas estaban más difíciles para los británicos. Y la batalla dio un vuelco, pero los británicos no lo decimos muy alto, porque acabaron salvándonos los alemanes (risas). 

Viendo a mis seis nietos, lo que más me preocupa es el cambio climático, que ya vemos que va a ser terrible

¿Visitó el escenario de la batalla?

Sí, durante una semana, con un amigo general retirado que sabe mucho del tema. Hicimos andando el recorrido de los prusianos, por una pista de tierra muy estrecha, sin pavimentar, e imaginé cómo algunos de mis personajes importantes morirían en Waterloo. 

En sus novelas no faltan los sentimientos. Aquí visibiliza el amor homosexual, entre dos hombres, y entre dos mujeres, en una época en que está prohibido. En muchos lugares sigue estándolo. 

En el mundo en que vivo hay parejas gays y por tanto debe haberlas en mis libros. En el siglo XVIII un amor entre hombres era más dramático porque estaba prohibido y debían ir con mucho cuidado. Para las mujeres no era tan peligroso porque, sencillamente, no se consideraba esa posibilidad. 

Hoy creemos que son derechos adquiridos, pero también vemos que es muy fácil perderlos, incluso en Occidente. 

Sí, me preocupa mucho. Me aterra el ascenso de partidos de ultraderecha. Es como si la gente hubiera olvidado lo horrible que es vivir en estos regímenes. Quizá mucha gente que los apoya son jóvenes que no tienen ese recuerdo, no saben cómo es vivir en un régimen fascista. Y otra cosa, los regímenes fascistas no empiezan construyendo campos de concentración sino intentando controlar las leyes que se interponen en sus propósitos y tratan de eliminarlas y de controlar a la prensa, como están haciendo en Hungría. Luego intentarán controlar el Parlamento hasta que no haya nada que se les oponga y luego construirán los campos de concentración. 

Es difícil ser optimista ante la amenaza de una Tercera Guerra Mundial porque ves locos como Putin, el norcoreano Kim Jong-un, un Trup que puede volver a ganar y el peligroso líder chino Xi Jinping

La armadura de la luz del título protege de la oscuridad de la ignorancia. ¿En el XVIII-XIX entendieron que la educación les haría más fuertes?

Sí, hubo un movimiento muy importante de autodidactismo entre la clase trabajadora. Gente analfabeta que de niños no habían ido al colegio querían aprender a leer de adultos. Se sentían en desventaja ante la élite educada. Y se unieron para poner dinero y comprar libros y compartirlos: crearon clubs de lectura y debate, que necesitaban un secretario, un tesorero, un organizador… Y así se dieron cuenta de que podían gestionar y organizar cosas. Antes pensaban que solo podían hacerlo quienes tenían estudios.  

"No es bueno que las clases trabajadoras aprendan a leer y escribir. La ignorancia del pueblo es poder para los poderosos", escribe.  

Lo decían obispos, políticos… Tenían mucho miedo de que la clase trabajadora leyera. Hay un libro muy famoso de esa época, ‘Los derechos del hombre’, del que se vendieron millones y aterró a la élite dirigente. 

Dudo que los europeos nos dejen volver a entrar en la UE, porque los británicos siempre hemos sido muy problemáticos

Su esposa Barbara fue ministra laborista de Cultura y recibió amenazas de muerte y de joven dispararon contra ella por luchar contra el apartheid. Dice que en sus novelas aparecen mujeres como ella. ¿Aquí es la hilandera Sal Clitheroe, que incluso acompaña a su esposo al campo de batalla en Waterloo?

Al primer marido de mi mujer lo asesinaron. Aprendió de política por la vía dura. Y sí, como ella, Sal es una mujer fuerte. Es mi personaje favorito. Hace ya 45 años decidí que debía tener mujeres heroínas y con carácter. Sal quiere escapar del pueblo y del terrateniente. Ve que su rueca ha quedado obsoleta ante las nuevas máquinas y encuentra trabajo en una fábrica vigilando una de esas máquinas. Y se convierte en agitadora en un sindicato, que eran ilegales. Quise mostrar que la Revolución Industrial generó miseria pero también oportunidades. La gente pudo abandonar sus pueblos, donde estaban atados, y mudarse a la ciudad, donde había fábricas y trabajo. Antes, cambiar de una clase social a otra era dificilísimo.  

Hace dos años publicó 'Nunca', un 'thriller' sobre la amenaza de una Tercera Guerra Mundial. ¿Hoy la ve aún más inminente? 

Durante un tiempo parecía que los rusos iban a usas armas nucleares, ahora esa amenaza no es tan evidente. Pero es difícil ser optimista viendo que hay gente absolutamente loca como Putin o el norcoreano Kim Jong-un. El chino Xi Jinping no está loco, pero me preocupa que pueda hacer algo peligroso como invadir Taiwán. Si lo hace, ¿qué harán los americanos? Sí, sigue habiendo peligro de una Tercera Guerra Mundial. Y además, Trump puede volver a ganar las elecciones. Y también está loco. 

Tiene seis nietos, ¿qué le preocupa más sobre el mundo que les estamos dejando? 

El cambio climático. Sabemos que viene y va a ser terrible.  

Me aterra el ascenso de partidos de ultraderecha. La gente parece haber olvidado lo horrible que es vivir en un régimen fascista

Es usted un declarado anti-Brexit. Hace unos días en Londres hubo manifestaciones pidiendo un nuevo referéndum para volver a la Unión Europea. ¿Cree que su país volverá?

Dudo que los europeos nos dejen volver a entrar, porque siempre hemos sido muy problemáticos. Entramos, nos fuimos, siempre hemos pedido un trato especial, sobre todo con Margareth Thatcher. Aunque, poco a poco quizá iremos cambiando… Europa necesita ser fuerte ante los movimientos de Rusia, Corea del Norte, China... 

¿Tiene un equipo que le ayuda? 

Yo hago toda la investigación y escribo un primer borrador, entonces se lo enseño a 4 o 5 de los mejores historiadores del periodo que trato, normalmente profesores universitarios. Les envío un mensaje y les pregunto si quieren ser consultores del libro y les pago, evidentemente. Me ayudan a detectar errores históricos. Tengo una oficina de ayudantes, pero no se encargan de la documentación sino de los contratos y la parte comercial. 

¿Qué época ha disfrutado más narrándola?

La Edad Media, porque los de esa época dijeron cosas estupendas. A pesar de ser tan pobres y tener una vida tan dura y violenta construyeron edificios maravillosos que aún podemos disfrutar hoy. Me gusta ese espíritu de superación ante las circunstancias adversas.

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