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SELECCIÓN ESPAÑOLA

La fractura sigue abierta

Luis Aragonés, Ángel Villar y Fernando Hierro no se dirigen la palabra en el viaje de regreso a Madrid desde Málaga

La fractura sigue abiertaRAFAEL DÍAZ

E

l triunfo de España ante Francia (1-0); no ha sellado la fractura abierta entre la Federación y el técnico Luis Aragonés, quien con sus declaraciones antes del amistoso provocó la enésima crisis en la selección. El duelo ante los franceses en La Rosaleda quedó totalmente desvirtuado por esta circunstancia y un envite que se presentaba, en principio, propicio para una buena convivencia, ha resultado ser todo lo contrario.

La petición pública de Luis en conferencia de prensa, nada más llegar a Málaga el martes, de que le destituyan antes de se conozca el nombre de su sucesor ha añadido más sal a una herida originada después de la derrota en Belfast ante Irlanda del Norte el 6 de septiembre del año pasado, en el primer partido de clasificación para la Eurocopa. Desde entonces, los desencuentros entre el entrenador y los directivos han sido continuos, lo mismo que las salidas de tono de Aragonés, cuyo carácter se ha ido tornando de arisco a irascible a velocidad de vértigo.

En Málaga se pudo constatar que las divergencias han llegado a un punto de muy difícil reconciliación. Luis pide que le echen por algún motivo desconocido, aunque hay distintas versiones para explicar esa extraña actitud, y Angel María Villar no le va a dar puerta hasta después de la Eurocopa.

El técnico y Fernando Hierro, director deportivo de la FEF, se vieron las caras en el hotel de concentración de la selección en Málaga después de la tempestad y antes del envite ante los de Raymond Domenech, pero no se cruzaron apenas palabras.

Tampoco lo hicieron en el viaje de vuelta a Madrid. En el Ave de las ocho de la mañana regresaron Angel María Villar, Fernando Hierro y Luis Aragonés. Los tres embarcaron en el tren perfectamente distanciados entre sí y bajaron del mismo en Atocha de la misma forma, sin dirigirse palabras ni gestos.

A Aragonés, además, le sentó mal el madrugón en Málaga y se le pudieron escuchar desaprobaciones por la presencia de las cámaras grabándole en el andén de la estación de la capital andaluza.

Fueron imágenes claras de tensión entre cuerpo técnico y directivo, de que la crisis en la selección está en plena ebullición y de que cualquier circunstancia puede suceder en cualquier momento.

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