Ha sido campeón de España varias veces, ganó trofeos en campeonatos de Europa y en mundiales y representó al equipo nacional, pero ahora, con 35 años, Carlos Montero ha descubierto que lo que le hace feliz es que sus pupilos se cuelguen las medallas y no él. Y en la actualidad, tiene motivos para ser muy feliz porque el Club de Judo Miriam Blasco, con María Bernabeu a la cabeza, no para de cosechar triunfos. Además, su trabajo se ha visto recompensado con una nominación al mejor entrenador de Alicante.

De Toledo a Alicante...

Me llamó Míriam Blanco para hacer unas pruebas en el club cuando estaba en Madrid, en el Centro de Alto Rendimiento. Todavía competía y mi objetivo era la clasificación olímpica. También estaba haciendo el doctorado de rendimiento deportivo. Empecé a trabajar con unos judokas de Madrid que estaban disputando Olimpiadas y fue a raíz de eso cuando Miriam se fijó en mí y parece que vio un perfil adecuado para su club. Lo que empezó como una prueba en Alicante ha terminado siendo mi casa.

¿Qué se siente al estar nominado al premio al mejor entrenador de la provincia

Me ha sorprendidoporque cuando gano estoy acostumbrado a hacerlo dentro del tatami y esto es ganar algo sin tener que luchar. Pero estoy muy contento, es una noticia muy agradable y si gano, encantado.

¿Se queda antes con la faceta de entrenador que con la de competidor

Sin duda. La satisfacción que siento cuando veo ganar a uno de mis deportistas es mucho mayor que cuando ganaba yo. Me siento muy identificado con la faceta de entrenador y no hecho de menos la competición. Estoy satisfecho con mi etapa de competidor y ahora lo que quiero es que mis alumnos me superen.

Además de entrenador, también es docente e investigador en la UMH de Elche...

Es otra de mis pasiones. Tengo la gran suerte de que lo que trabajo en la universidad, puedo trasladarlo a los entrenamientos. Mis deportistas son mi inspiración y cuando me surge alguna duda con ellos, intento resolverla en mi laboratorio. También pasa al revés, todas las informaciones y conocimientos que surgen de la ciencia y de mis investigaciones los llevo al tatami.

Háblenos sobre su tesis sobre la motivación.

Se trata de un estudio sobre la motivación, uno de los secretos que me inquietaban cuando era competidor. En ella, analicé el rendimiento de varios judokas desde el modelo de la teoría de la autodeterminación. El día de la lectura de tesis fue muy emotivo, disfruté muchísimo y me pusieron la mejor calificación.

¿Están relacionados sus conocimientos científicos con los buenos resultados del club

A mí no me gusta ser el protagonista de los resultados de mis deportistas. En ese sentido quiero ser muy cauto, porque conozco muchos entrenadores que se cuelgan las medallas de sus deportistas y eso es lo último que pretendo. Cuando ellos ganan pienso que es fruto de su entrenamiento y me hacen ser el más feliz del mundo.

¿Le ha influido alguien en esa manera de ver el deporte

Yo estoy influenciado por algunas personas. Primero, por mis padres, que han marcado mi personalidad. También por mi mentor, José Luis de Frutos, al que le debo mucho y por el que tengo mi filosofía de vida. Tras su fallecimiento he encontrado en Eduardo Corbelló otra fuerte influencia, ésta en el terreno científico.

¿Cómo es su relación con Míriam Blasco

Es otra de las personas que me ha influido. Ella redireccionó mi vida y me ha enseñado dos cosas importantes: a disfrutar el momento y a ser lo más resolutivo posible, a ver soluciones positivas cuando otros ven lo negativo.

¿Es el judo algo más que un deporte para usted

Sí, es una forma de vida. He integrado todos los valores del judo en mi vida, primero como deportista, luego como entrenador. También lo llevo a la educación. Al final incluso mi vida personal gira en torno a este deporte. Se podría decir que hoy por hoy mi vida sin el judo no tiene sentido.