El Atlético de Madrid completó su peor inicio de Liga de la era del argentino Diego Simeone, con dos empates en dos jornadas, con la falta de precisión, las dificultades con el gol, el portero contrario y un juego ofensivo previsible ante el planteamiento defensivo que expone su rival:

El equipo no ve puerta

Es la principal preocupación y lamento del Atlético después de sus dos empates consecutivos. Entre el 1-1 con el Alavés y el 0-0 con el Leganés, el conjunto rojiblanco ha dispuesto de más de un decena de ocasiones y casi una treintena de disparos, pero sólo ha marcado un gol, en la primera jornada y de penalti.

«Necesitamos materializar las ocasiones. El fútbol son goles», advirtió Diego Simeone al término del empate en Leganés. El Atlético rozó el tanto en cuatro oportunidades durante los 90 minutos en Butarque: dos acciones del francés Kevin Gameiro, una volea de su compatriota Antoine Griezmann y un cabezazo de Fernando Torres.

El equipo, que no ha recibido ningún gol y apenas un par de tiros sobre su portería, siempre inició la Liga con más tantos a favor desde que lo entrena el técnico argentino: en 2015-16, el conjunto madrileño había marcado cuatro y sumaba seis puntos; en 2014-15, dos para cuatro puntos; en 2013-14, ocho para dos triunfos; y en 2012-13, cinco dianas para una victoria y un empate.

La falta de precisión

Fue la clave que citó Simeone tras el empate sin goles en Butarque. «¿Qué hay para señalar como negativo? Que nos falta precisión. Por eso no estamos ganando los partidos», dijo el entrenador en referencia a los últimos metros, el lugar donde se definen las victorias, ninguna por ahora del Atlético.

Pero también es trasladable a la transición del centro del campo hacia el ataque y a los centros desde las bandas. Salvo el remate de Griezmann, el testarazo de Torres o un pase filtrado por Nico Gaitán, apenas hubo conexiones entre pasador y rematador en los 90 minutos en Leganés.

Los porteros contrarios

En la falta de contundencia del Atlético sobre la portería contraria, hay remates fallidos, pero también unas cuantas buenas paradas de los guardametas rivales, una vez que tanto en la primera jornada contra el Alavés como en la segunda frente al Leganés el portero contrario fue el mejor. Fernando Pacheco, en el primer encuentro, salvó, por ejemplo, una doble ocasión en el área pequeña a Kevin Gameiro; Jon Ander Serantes, anoche en Butarque, fue la figura del choque con un par de paradas a Gameiro y Griezmann. En el duelo del pasado domingo contra el equipo vitoriano, el Atlético, además, dio dos postes.

El juego previsible en ataque

El Atlético se ha encontrado dos muros defensivos en las dos primeras jornadas del campeonato; dos repliegues intensivos, solidarios y de múltiples coberturas que han contrarrestado y atascado al conjunto rojiblanco en sus proposiciones ofensivas insistentes sobre la meta contraria.

No es una novedad para el equipo madrileño. Ya lo ha sufrido en anteriores temporadas y ha tenido las mismas dificultades para abordar defensas tan cerradas. Frenado por acumulación de jugadores por el centro, apenas sin opción de irrumpir en el área por esa zona, le ha faltado desborde y eficacia en los centros por bandas.