Con un «hat trick» de Vicente Iborra, que había sustituido en el descanso al lesionado Nico Pareja, el Sevilla asaltó el fortín de Balaídos, donde el Celta no caía desde el 10 de septiembre, en un partido vibrante y con numerosas ocasiones para ambos equipos. El partido no defraudó. Se esperaba una intensa batalla en el centro del campo y así fue. El Celta logró descoser a su rival con una asfixiante presión en campo contrario pero finalmente se impuso la contundencia visitante.