Internacional a los 51

Josep Antoni lleva jugando a pelota valenciana desde los 14 años y este noviembre cumplirá 51. A los 26 fue convocado por primera vez con la selección nacional de pelota y desde entonces fue citado ininterrumpidamente hasta 2007, cuando decidió dejar la competición internacional.

Sin embargo, 11 años después, en 2018, recibió una llamada muy personal del seleccionador valenciano Vicent Molines que le hizo reconsiderar su retirada: el técnico le necesitaba en el equipo y lo convocaba nada menos que a los 48 años para que viajara al IX Campeonato del Mundo en Colombia a defender los colores del combinado autonómico, que compitió en diferentes modalidades con la selección de Euskadi y de países como la anfitriona cafetera, Bélgica, Holanda, México y Argentina, entre otros. Y Martines aceptó, porque lo suyo con la pelota a mano es vocacional (bien puede afirmarse que pasional), y siente auténtica devoción por este deporte, que es más practicado de lo que cree el gran público en Europa, Centro y Sudamérica y, poco a poco, también en Norteamérica, donde se está abriendo camino en los últimos años. El «pelotari» campellero explica que hasta 2015 la selección valenciana representaba a España en las citas europeas y en los últimos años compite con la denominación autonómica, al igual que Euskadi, con el auspicio de la Federació de Pilota Valenciana.

¿Y cómo se explica que un «cincuentón» pueda rendir con garantías en una cita mundialista de la máxima exigencia? Josep Antoni tiene la respuesta técnica y táctica: «Porque mi golpe técnico de saque es muy exclusivo, y no todo el mundo sabe hacerlo». Su prodigioso servicio, difícil de contrarrestar por los rivales, explica que haya sido preseleccionado para disputar otro Campeonato del Mundo con 51 años, una edad prohibitiva para cualquier deportista de élite. Y es que lo de colocar en el campo contrario la pelota alta y agresiva, a 72 metros de distancia, no es fácil, sobre todo cuando tienes que atinar en una anchura máxima de 10 metros. «Es lo que más he practicado desde pequeño», puntualiza Martines. «Los jóvenes empujan, pero yo soy especialista en el saque, que también tiene mucha incidencia en el juego». A su juicio, la clave reside en su modalidad de servicio «por abajo», mucho menos agresivo para el hombro y la musculatura superior que el tipo de saque por arriba, «el preferido ahora por los jóvenes, que en tres años tienen el hombro destrozado».

En cuanto al depósito de energías para aguantar el ritmo de la competición, Martines explica que «una partida internacional es a seis juegos y tengo resistencia física suficiente para mantenerme en mi sitio».

Profeta en su tierra, Josep Antonio, que se entrena regularmente en La Nucía, es toda una institución en El Campello, que hace ya tiempo bautizó con su nombre el trinquet local. Imparte clases en la Escuela Deportiva y participa en el programa «Pilota a l'Escola» de la Generalitat con lecciones en los colegios. Para preservar su privilegiado servicio, la Federación también le ha reclutado para dar clases de cómo sacar por abajo, «largo, explosivo y muy alto para dificultar el resto del rival».

Fue portador de la llama olímpica en los Juegos de 1992, ha sido llamado a filas por los cuatro seleccionadores nacionales y tiene en su haber cinco campeonatos del mundo y tres europeos. Pese a su palmarés internacional, superior al de Messi, no vive de la pelota. «No, para nada. Es un complemento, eso sí... Ya me gustaría a mí ganar el 1% de lo que ingresa Messi… y ya le gustaría a él atesorar tantos mundiales», comenta entre risas.

Las potencias que más destacan en pelota «a llargues» son España, Holanda, Bélgica, Italia y Francia. En España, se sigue sobre todo en la provincia de Alicante, al tiempo que se reactiva en la provincia de Valencia y en el País Vasco.