Da igual el escenario, las condiciones, que falte alguna pieza, que haya una pandemia, que se juegue sin público, que se juegue mal, que se juegue bien. El resultado es el mismo siempre. El HLA de Pedro Rivero es una máquina casi perfecta que aniquila a sus rivales. 14 victorias consecutivas en todo 2020 con confinamiento y coronavirus incluido. Palabras mayores para un equipo que ha cambiado su plantilla de una temporada a otra sin que se haya visto afectado ni el resultado ni su juego. Eso solo puede ser fruto del enorme trabajo técnico del técnico y de sus ayudantes, los Albertos, apoyado por la estructura de un club que va mejorando con el paso de los días. El ascenso a la ACB es una posibilidad pero nunca una obsesión para la directiva del Lucentum ahora mismo, concentrada en seguir construyendo unas bases sólidas para estar preparados para el salto a la máxima categoría tarde o temprano.

Rivero no ha fallado en nada desde que llegó al banquillo del equipo alicantino. Igual de tranquilo se muestra cuando se gana que cuando se pierde. Los que le rodean en el día a día hablan de una persona «perfeccionista» que no se conforma con nada y con una ambición sin límites. Quiere hacer del Lucentum un equipo grande y tiene las ideas muy claras. Exige jugadores con un espíritu infinito de lucha. Ahí están Chumi Ortega y Jorge Bilbao junto a un Galán que crece por momentos haciendo justo lo que quiere el técnico. Es la clase de profesionales que quiere tener a su lado. Y por supuesto, jugadores que además de todo ello tienen el talento en sus genes, como Pitts y Llompart. Nunca yerra en los fichajes. Quizás el único fue el el eslovaco Vladimir Nemcok, pero bendito error. Su salida sirvió para que viniera uno de los jugadores con más calidad de la categoría.

Una plantilla de lujo que camina al paso que marca Rivero, ya en la historia del Lucentum junto a los grandes como Lamas, Trifón o Vidorreta. Decisión valiente la que tomó en su día la directiva alicantina. El entrenador se acababa de retirar como jugador con el regusto amargo que supuso quedarse en la LEB Plata y era su primera experiencia en el banquillo. No todos están dispuestos a asumir un riesgo semejante, pero las sensaciones que dejaba Rivero al ser tanteado por esa posibilidad eran inmejorables y los resultados llegaron de forma inmediata.

El técnico segoviano ha construido un imperio infranqueable. Ha hecho que jugadores como Chumi se conviertan en referencia con una mejora exponencial en su juego. Los jugadores saben que en Alicante solo pueden ir a mejor de la mano de un Rivero que a base de tacto y máxima exigencia hace que se conviertan en referencia.

Se fue Bamba Fall y el trauma duró solo unos segundos en el Lucentum. El club no hizo una catástrofe de perder a uno de los mejores pívots de la categoría. Sin problema. Se fue el senegalés a Granada y llegó un Jonas Zohore que, aunque el viernes no tuvo su día, va de menos a más. Alicante es una plaza seria, atractiva y competitiva para los jugadores. La presencia de Rivero y la de ser un club cumplidor y serio atrae muchísimo.

El HLA está de moda en la LEB Oro. Es el único equipo que ha ganado todos los partidos y su última derrota data del 29 de diciembre de 2019 en San Sebastián ante el Delteco. Números impresionantes para un bloque que se ha olvidado de perder y que Rivero ha moldeado a su imagen y semejanza con un baloncesto vistoso, rápido y con una defensa capaz de anular a cualquiera. Ni siquiera ahora se puede decir que el público esté empujando al equipo en el Pedro Ferrándiz. Hasta sin gente en las gradas el Lucentum baila a sus rivales. Ni siquiera sufre ya como antaño en finales apretados. Ahora gana antes los partidos para evitar innecesarios sustos. Se acabaron las emociones fuertes, aunque llegarán, que nadie dude.

El sello de Rivero está impregnado en el equipo y los jugadores cada vez son mejores con la misma filosofía que el técnico. Todos cuentan en el HLA y aunque parezca increíble todavía hay margen de mejora. Los dos únicos sobresaltos que ha tenido el conjunto alicantino en los dos últimos partidos han sido en los primeros cuartos con un salida a la pista un tanto dubitativa y fría, por sacar algún defecto a un equipo que obliga a su entorno a soñar con algo grande en una temporada con el ascenso más caro que nunca, una plaza que se decidirá en un «play-off». De momento, coleccionemos victorias.