El Orihuela, tras un año con fuertes vaivenes tanto en el aspecto deportivo como institucional, afronta este 2021 con la mirada puesta en la estabilidad del proyecto liderado por Luis Manuel Terrés en la presidencia y el entrenador Gerard Albadalejo al frente del equipo que en la anterior campaña coqueteó con el descenso a Tercera División.

La prometedora primera vuelta que ha firmado el conjunto escorpión en el curso actual, con doce puntos en ocho jornadas y desde el inicio del campeonato en la zona alta de la clasificación, alimenta las opciones del club alicantino de estar en la próxima campaña en la nueva categoría intermedia entre la Segunda División y la Segunda B.

Si bien el objetivo deportivo antes de iniciarse esta temporada era no pasar los apuros de hace un año, la trayectoria del equipo que entrena Gerard Albadalejo en los dos primeros meses de competición permite al Orihuela albergar esperanzas de hacer algo importante en lo que queda de ejercicio.

Si en lo deportivo existe un moderado optimismo en el Orihuela, a nivel institucional el club se encuentra en un proceso de estabilización tras un año 2020 convulso en el que llegó a estar abierto a una posible compra por algún grupo de inversión.

Sin embargo, la llegada a la presidencia de Luis Manuel Terrés en sustitución de Antonio Felices durante el verano pasado devolvió la tranquilidad institucional a una entidad histórica que sigue en manos oriolanas.

A todo ello se une la esperanza de que pueda solucionarse o minimizarse la crisis sanitaria que afecta, entre otros muchos sectores de la sociedad, al fútbol con la ausencia de público en los estadios, situación que repercute económicamente en el club alicantino. El Orihuela, que cuenta con una fiel afición, necesita la presencia de seguidores en las gradas de Los Arcos para que el proyecto deportivo e institucional tenga viabilidad dado que en Segunda División B no es posible la supervivencia sin ingresos de taquilla o cuotas de abonados.