La selección española de balonmano volvió a subirse a un podio mundialista ocho años después, tras colgarse la medalla de bronce en el Mundial de Egipto, al imponerse por 35-29 a Francia en la final de consolación, en la que los «Hispanos» mostraron desde el comienzo una mayor hambre por ganar. La primera medalla en un Mundial para el equipo español llegó en el año 2005 en Túnez.

Se suele decir que el equipo que mejor se recupera del varapalo que supone quedarse fuera de la gran final es quien acostumbra a ganar la medalla de bronce.

Y viendo la sobresaliente puesta en escena del equipo español, quedó claro que los Hispanos superaron mejor y más rápidamente que el conjunto francés, como lo definió Jordi Ribera, el «luto» por no poder pelear por el oro. No solo ya por la intensidad defensivo que mostró desde el principio la selección española, ni por la cuatro paradas que ya sumaba Rodrigo Corrales en los primeros diez minutos de juego, sino por el hambre con el que afrontaron la contienda los internacionales españoles.

Tal y como quedó claro con los dos robos de balón que protagonizó Alex Dujshebaev en los minutos iniciales, que demostraron que losHispanos contaban con una marcha más que su rival.

Una situación que permitió a los de Jordi Ribera adquirir rápidamente una cómoda ventaja de cuatro tantos (4-0), que comenzaba a acercar al conjunto español a esa ansiada medalla de bronce.

Dani Dujshbaev a punto de lanzar a puerta. EFE

Pero el conjunto español no sólo brilló en defensa, liderado por un inconmensurable Corrales, sino que en ataque, sino que en ataque encontró siempre en el brazo de Alex Dujshebaev, que cerró el primer tiempo con seis dianas, la formula para martillear la portería francesa. Goles que permitieron a España ampliar todavía más su ventaja para situarse con una renta de cinco tantos (7-2) a falta de doce minutos para la conclusión del primer período.

Pero si alguien pensaba que Francia, el equipo con más títulos mundiales, seis, iba a rendirse tan fácilmente, se equivocaba, como no tardó en comprobarse.

Espoleados por el portero Vincent Gerard, que forzó dos errores consecutivos de lanzamiento de penalti, el conjunto francés se agarró a la pista y de qué modo.

Con los pivotes Ludovic Fabregas y Nicolas Tournat como punta de lanza, la selección gala comenzó a acercarse peligrosamente en el marcador, hasta situarse a tan sólo dos goles (14-12) a menos de cuatro minutos para llegar al descanso. Una reacción que se encargaron de frenar, como no, Rodrigo Corrales, que se disparó hasta la diez paradas, y Alex Dujshebaev.

Dinamarca, campeón

Por su parte, Dinamarca se proclamó campeona del mundo tras superar a Suecia (26-24) en un gran partido.