Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Contracrónica

Lucentinos, ¿cuál es vuestro oficio?

El ejercicio de resistencia, sacrificio y pelea de este HLA ante todas las adversidades de esta temporada es propio de otros tiempos

Pedro Rivero, en la banda del Pedro Ferrándiz, ayer ÁLEX DOMÍNGUEZ

Uno ve a este HLA Alicante batallando contra todas las adversidades de esta temporada y se le viene a la mente la imagen icónica de «300», en la que el Rey Leónidas, interpretado por un hipermusculado Gerard Butler para la ocasión, arenga a sus tropas frente a los arcadios antes de poner rumbo para hacer frente al temible ejército persa.

Porque el ejercicio de resistencia, sacrificio y pelea de los hombres de Pedro Rivero es propio de las historias que nos llegan sobre aquella Esparta. Ni la lesión de Pedro Llompart ni la locura tan característica de sus partidos en este «play-off» doblegan la fe del Lucentum. Esté 20 puntos arriba o 20 abajo en el marcador.

Tampoco el duro varapalo del primer partido de la serie contra el Breogán, con un final loco tras un duelo, si me permiten la expresión, maníaco. Digno de loa que los dos entrenadores (Rivero y Diego Epifanio) se presentaran ayer en Alicante de traje impoluto porque en Lugo acabarían con ganas de ir al manicomio.

34

Galería de fotos del partido ALEX DOMÍNGUEZ

Y lo que son las cosas, en esos detalles que nos deja el baloncesto, Gjuroski tuvo su redención. Tras marrar el tiro de la victoria el miércoles, el macedonio anotó la primera canasta en el segundo duelo, esta vez en una penetración, sin obsesión por el triple. Este lo dejó para otro momento caliente. Al volver del descanso, cuando el Breogán había reaccionado e igualado el marcador, Gjuroski se elevó desde más allá de la línea del 6,75 para marcar su territorio.

Y en el tercer cuarto se vio al Lucentum que siempre nos gustaría ver. Durísimos en defensa y veloces en ataque, con Noah Allen y Guillem Arcos, ese chaval que debe ser la imagen del baloncesto en Alicante para los próximos años, subidos en moto al contragolpe. Y con un inmenso Zohore Bergstedt ejerciendo esta vez él de Gran Danés ante su compatriota Larsen, al que anuló durante casi todo el partido.

Con la serie igualada y volviendo a la icónica imagen del inicio de este relato, uno ve ahora a Rivero cual Leónidas. «Larsen, ¿cuál es tu oficio?», exclamaría. «Pivot con talento», respondería. «Ahonen, ¿y cuál es el tuyo», proseguiría. «Triplista», contestaría el finlandés. En ese momento, Rivero sonreiría, se giraría y miraría a los ojos a su tropa: «Lucentinos... ¿cuál es vuestro oficio?». La respuesta, al unísono, retumbaría: «¡¡¡Auuu!!!, ¡¡¡Auuu!!!, ¡¡¡Auuu!!!».

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats