El australiano Michael Storer (DSM) se convirtió en la cara dulce de la jornada de ayer en la Vuelta a España, con final en el Balcón de Alicante, cima que se ascendía por primera vez en la ronda española, en un día que dejó un sabor amargo, por la ausencia de público en la subida final y, sobre todo, por la caída y posterior retirada de Alejandro Valverde (Movistar), un acontecimiento que marcó en gran medida el devenir de la etapa en el grupo de favoritos.
En el primero de los dos días que la Vuelta recorre la provincia de Alicante se esperaba espectáculo por la conclusión en un puerto de Primera. ¿Daría Primoz Roglic un nuevo golpe de autoridad? ¿Confirmaría Enric Mas las buenas sensaciones de etapas anteriores? ¿Podrían poner INEOS y Movistar en aprietos a Jumbo, el equipo del líder? Sin embargo, la caída de Valverde a 40 kilómetros del final, bajando el puerto de El Collao, lo marcó todo. Justo cuando se estaban desatando las hostilidades, con el veterano ciclista al frente de sus compañeros de equipo como promotor de un ataque lejano que había dejado a Roglic sin compañeros de equipo.
El susto con Valverde fue de campeonato. El murciano vio como su rueda delantera dio un salto y acabó perdiendo el control. Derrapó por el asfalto hasta encontrar salida en un pequeño barranco. Aún tuvo un punto de fortuna, ya que pasó cerca del quitamiedos de la carretera. Su reacción inicial ya dejó mal cuerpo. Se llevó la mano a la clavícula y dijo que se quería bajar de la bici. Tras una exploración médica continuó el trayecto, pero finalmente tomó la decisión más dolorosa para un ciclista: abandonar.
El susto de Valverde fue una especie de losa moral para los favoritos. La carrera estaba lanzada, pero se volvió a adormecer por detrás, pese que Richard Carapaz y los INEOS, en un primer instante, trataron de mantenerla viva. Este hecho resultó definitivo para que los escapados pudieran jugarse entre ellos la victoria en el Balcón de Alicante.
La fuga del día la conformaron una treintena de ciclistas, con nombres destacados como Sepp Kuss, Jack Haig, Pavel Sivakov o Romain Bardet. Entre ellos, varios españoles. Álex Aranburu, Gorka Izagirre, Carlos Verona y Jesús Herrada, los más destacados. Había nivel para poner contra las cuerdas al pelotón y se logró, especialmente tras el parón propiciado por la caída de Valverde. Ya de lleno en la provincia de Alicante, tras ascender el mencionado puerto de El Collao y enlazar con el de Tibi, por delante se marchó un trío: Michael Storer, Pavel Sivakov y Lawson Craddock.
Este último duró poco y entre los dos primeros no se cortaron a la hora de darse cera. Por detrás, Bardet, compañero de Storer, le guardaba las espaldas, haciendo de protector perfecto por si alguien quería saltar a por los dos hombres de cabeza de carrera.
En la ascensión al Balcón de Alicante, sin el aliento del público por motivos de seguridad ante posibles incendios forestales, Carlos Verona (Movistar) arrancó en la segunda grupeta. No sé sabe si informado por la desgracia de Valverde, el español tiró de garra para tratar de homenajear a su compañero. Hubo momentos en los que la épica parecía escrita, pero finalmente se encontró con un fortísimo Storer, que supo medir sus fuerzas mejor que nadie y acabó alzando los brazos en la cima alicantina. Pasará a la historia como el primero en hacerlo en la Vuelta a España.
Esta es la tercera victoria como profesional del joven australiano, de 24 años, que el curso pasado ya hizo tercero en una etapa de la ronda española. En el Balcón de Alicante se consagró, en un día grande, finiquitando una escapada de mucho nivel. Y, dicho sea de paso, aprovechando el susto en el cuerpo con el que rodó el pelotón de favoritos en el tramo final de la primera jornada alicantina. Roglic mantuvo el liderato por apenas ocho segundos y, salvo Mikel Landa y el desafortunado Valverde, nadie cedió tiempo.
