Tribuna

No las llames «chicas»

Celebración de la selección española tras ganar la Liga de Naciones Femenina

Celebración de la selección española tras ganar la Liga de Naciones Femenina / EFE

Mar Galindo

Mar Galindo

Contaba Danae Boronat en su libro No las llames chicas, llámalas futbolistas (2021) que el 8 de diciembre de 1972 se disputó en nuestro país un España - Italia de fútbol femenino; uno de los primeros partidos en que competían las mujeres, y del que RTVE se hizo eco con orgullo. Al concluir el encuentro, el locutor se dirigió hacia las jugadoras de la selección española: «¿Usted ha leído a Bécquer?», «¿se casaría con un futbolista?», «¿usted sabe cocinar? ¿qué plato le sale mejor?», «¿qué es más fácil, hacer una tortilla de patatas o marcar un gol?»

Han pasado más de cincuenta años desde aquello, y quiero creer que hoy en día estamos lejos de hacer esas preguntas a las jugadoras tras un partido. Pero no se crean que realmente hemos avanzado tanto. Hace tan solo diez años, en una entrevista en radio le preguntaron a una de nuestras mejores nadadoras de la historia cuánto tiempo pasaba en la peluquería. Se ve que no había cosas que preguntarle a Mireia Belmonte.

Hace tres años, el profesor de Comunicación de la Universidad de Navarra Miguel Ángel Jimeno López analizó las ediciones digitales de los principales diarios deportivos de España, Francia, Italia y Argentina. Encontró que las mujeres ocupaban un espacio muy limitado en la prensa deportiva actual, y cuando aparecían, a menudo se trataba de lo que él denomina «porquería machista»: fotos íntimas o sugerentes de mujeres que ni siquiera son deportistas, pero que aparecen en estas publicaciones como reclamo sexista. En otro estudio del mismo año, mi querido colega de la Universidad de Sevilla Jose Luis Rojas y el profesor Xavier Ramón estudiaron la presencia de las mujeres en las redes sociales de las plataformas de comunicación pública de España, Francia, Irlanda e Italia. Los resultados son desoladores: las mujeres aparecen en menos del 10% de las noticias deportivas en redes. Y ya no es solo que se hable poco de los logros deportivos de las mujeres.

Como ha documentado excelentemente la dra. Susana Guerrero Salazar, de la Universidad de Málaga, las noticias deportivas sobre mujeres están llenas de referencias a la belleza y al físico (repasen la hemeroteca sobre la campeonísima de halterofilia Lydia Valentín). Donde ellos son guerreros, luchadores, colosales, ellas son bellísimas, bonitas, sexys… a menudo infantilizadas en apelativos como niñas, chavalillas, sirenita, flaquita… Esta tendencia que la profesora Guerrero plasmó en su libro de 2017 sobre sexismo lingüístico en la prensa deportiva española es similar a la apuntada en un estudio de la Universidad de Cambridge que analizó más de 160 millones de palabras de distintos corpus sobre descripciones de hombres y mujeres en el deporte. Mientras que ellos son fuertes, de ellas se dice que están solteras. Ellas compiten, luchan y participan; ellos ganan y dominan. Resumen el estudio diciendo que ellas son representadas a través de la estética, mientras ellos se apropian de lo atlético. Son habituales las referencias a la edad, la maternidad o el estado civil de ellas, mientras que las noticias sobre hombres suelen incluir las palabras fuerte, grande, rápido, impresionante.

Lydia Valentín, tras ganar una competición

Lydia Valentín, tras ganar una competición / EP

Los logros de las mujeres aparecen eclipsados por sus parejas, sus entrenadores o por otros deportistas: cuando Carolina Marín ganó el oro olímpico en Río 2016, la prensa alabó los méritos de su entrenador con titulares como «Fernando Rivas, el deseado gurú que susurra a Carolina Marín» o «Rivas, el hombre que convirtió en oro las rabietas de Carolina». 

En Tokio 2020, la nadadora australiana Ariarne Titmus fue presentada en España como «la admiradora de Nadal» en un titular de prensa que no incluía su nombre pero sí el de él. La tenista Paula Badosa a menudo es presentada en relación a su expareja. Y cómo olvidar aquel titular sobre otra olímpica, María Xiao: «A este chaval se le da todo bien: el punto de Pedri contra una olímpica española de tenis de mesa». Una olímpica española, sin nombre. Aunque para escandaloso, el anuncio de un conocidísimo programa de radio deportivo cuando Alexia Putellas ganó el balón de oro: «Desde que lo levantara nuestro Luis Suárez Miramontes… una futbolista española levanta de nuevo el Balón de Oro». Ella gana el título; solo aparece el nombre de él, con los dos apellidos, que no era noticia.

Este 8 de marzo me acuerdo de tantas deportistas cuyos logros han quedado diluidos en estúpidas preguntas en rueda de prensa, entrevistas o titulares que han sido incapaces de ver el talento, el esfuerzo y la genialidad de estas mujeres que han hecho historia en el deporte. Ya no les preguntamos por la tortilla de patatas, pero queda mucho camino por recorrer en el reconocimiento y el respeto hacia nuestras campeonas.