El año 2017 ha supuesto la incorporación definitiva del agua de mar desalada, como recurso imprescindible, a la red de distribución de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla (MCT).

Esta circunstancia ha motivado un cambio radical en la forma que el organismo ha tenido hasta el momento de suministrar agua. Un agua que antes llegaba por gravedad, tanto de recursos propios del Rio Taibilla como de los procedentes del Trasvase Tajo-Segura, cerrado sine die desde el mes de mayo del pasado año.

Para cumplir con su objetivo de suministrar agua potable a una población perteneciente a 80 municipios, la MCT se ha enfrentando a doble reto:

1- Sustituir los recursos que antes aportaba el Trasvase Tajo-Segura. Para esto ha sido clave el funcionamiento a pleno rendimiento de las desaladoras de San Pedro del Pinatar (I y II) y Alicante (I y II), así como los recursos adicionales de las desaladoras de Valdelentisco, Águilas y Torrevieja, complementados con recursos extraordinarios habilitados por la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS).

2- Hacer llegar el agua desalada al máximo número posible de municipios, intentando preservar los recursos propios del Río Taibilla para aquellas zonas geográficas a las que es imposible llevar agua desde los centros de producción de la costa.

Para modificar el esquema de distribución se han realizado una serie de actuaciones, financiadas por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en la regulación de los canales de Alicante y Murcia. Se ha ampliado la capacidad de transporte del sistema hidráulico Vistabella - Torrealta - Murcia y su prolongación por gravedad desde el depósito de Vistabella.

Asimismo, ha sido necesaria la automatización e integración en el Centro de Control Centralizado de los sistemas hidráulicos de transporte de Vistabella, Torrealta, ramal de Murcia, canal de Murcia, canales de Alicante y otros puntos neurálgicos.

Se han ejecutado también actuaciones en el sistema de distribución de Mazarrón para un mayor aprovechamiento del agua procedente de Valdelentisco.

Por último, para garantizar el suministro en Lorca y en el valle del Guadalentín, mediante recursos procedentes de la desaladora de Águilas, se ha realizado la conexión de la misma al sistema de distribución de Lorca desde el Cerro Colorado.

En definitiva, se trata de aumentar la capacidad de llevar agua desalada a un radio cada vez mayor de población, optimizando el uso de recursos propios en aquellas zonas más alejadas de la costa.

En cualquier caso, modificar un sistema diseñado para funcionar en gran parte por gravedad para la circulación de grandes volúmenes de agua, con seis grandes potabilizadoras construidas al efecto, y sustituirlo por agua producida a nivel del mar es un cambio radical con importantes repercusiones técnicas y económicas que suponen todo un reto para la gestión del abastecimiento.