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«El PP ha reabierto una guerra del agua que no ha sido capaz de solucionar en veinte años»José Aleixandre

Elena Cebrián

«El PP ha reabierto una guerra del agua que no ha sido capaz de solucionar en veinte años»

Cebrián señala que la solución a la falta de recursos pasa por combinar trasvases, desalación y explorar fuentes alternativas

¿Cómo van a garantizar a Alicante el «agua para siempre» que prometió el presidente Puig en agosto, en plena guerra del agua?

Estamos hablando de un recurso muy escaso para la agricultura y para la vida diaria. Lo vamos a garantizar porque hay un mecanismo puesto en marcha, que es el trasvase Tajo-Segura, que nos proporciona unas cantidades de agua en función de lo que prevé una norma, que se basa en criterios técnicos. Reconociendo situaciones de escasez como la que vivimos, lo que decimos es que hay que contar con todas las fuentes disponibles. Entre ellas, y en lo que puede complementar el recurso, la desalación. Y también otras alternativas. Pero, asimismo, tenemos que trabajar en medidas de ahorro, racionalización del consumo y de eficiencia. Hay que verlo con una visión de sistema. No hay una solución única. Estamos en un sistema complejo y todas las medidas, eficaces y eficientes, tienen que aportar.

¿La solución para Alicante es el agua desalada, la del trasvase o una combinación de todo?

Una combinación de todo. En la parte de provisión del recurso, utilizando el trasvase, que la norma nos garantiza unos volúmenes. También usar la desalación y explorar qué recursos tenemos para aprovecharlos de forma más racional y eficiente.

¿Cuáles son esas fuentes alternativas a las que se refiere?

Hablamos de la reutilización de aguas de depuración con usos limitados. No sirven en todos los casos y eso está suficientemente estudiado. Tenemos que verlo todo en un conjunto de los usos y la demanda. Lo que planteamos, y más en situaciones de sequía, es contar con la desalación. Son infraestructuras ya construidas y que algunos (en referencia al PP sin citarlo), con mucha falta de lealtad, no han dejado que funcionen. Pero hay que utilizarlas, como la desaladora de Torrevieja ahora mismo, que en algunos casos sí se ha puesto en marcha y no ha trascendido. Hay una infraestructura construida con fondos públicos y hay que utilizarla y hacerlo bien.

¿Pero qué fórmula van a emplear para abaratar el coste del agua desalada, si la propia reglamentación de la Unión Europea -a la que apelaban- impide subvencionar el coste de su uso? El precio es 1 euro el metro cúbico, cuando la del trasvase del Tajo para riego está a 0,12 euros.

Pero ahora que ven que la UE no puede subvencionar el coste, ¿qué es lo que plantean para abaratarlo?

Estamos estudiando el coste real y el relativo comparado con el agua de otros trasvases o de otras fuentes. Tampoco el agua del Tajo-Segura sale gratis. Es más barata, pero tenemos que plantearlo con esa visión de sistema, con estudios técnicos para saber cuánto está costando en cada zona y a partir de ahí, ver qué estrategia económica, técnica y legal se adopta para que el agua de la desalación sea más asequible.

Los 15 hectómetros cúbicos del último desembalse del Tajo al Segura -aunque el volumen era el más bajo desde 2008- han supuesto una tregua en último episodio de la guerra del agua. Pero el problema persiste. Las previsiones apuntan hacia largos periodos de sequía por el cambio climático...

Vamos a escenarios en los que las situaciones de sequía serán más frecuentes. Ya vivimos en un territorio con escasez de lluvia e irregularidad del régimen pluviométrico. Por eso es importante tener unas buenas infraestructuras y sistemas de regulación. Hay que trabajar para un futuro en el que pudiéramos llegar a una autosuficiencia en los recursos.

¿Por qué la Comunidad no presiona, exige o controla que se cumpla lo establecido en el trasvase: que lo que pagan los regantes alicantinos por el uso del agua de Tajo se convierta en inversiones en Castilla-La Mancha?

Hemos trasladado esa preocupación. Nosotros podemos trasladarlo, pedirlo, recordarlo, pero no somos quiénes para exigir a otro gobierno autónomo para decirle cómo tiene que usar sus inversiones. Ellos serán lo suficientemente responsables con su territorio, recursos y su presupuesto para saber dónde invierten. También hay que tener en cuenta que el Gobierno de Castilla-La Mancha, como nosotros, se ha incorporado apenas hace un par de meses. Por eso también hacemos un llamamiento a la calma. Que dejen que las cosas tomen sus procedimientos y hacerlas de una forma racional. Pero sí que nuestro trabajo es recordar que estamos haciendo un esfuerzo de racionalización, que los regantes, los usuarios estamos pagando por ese agua.

Pero es que está establecido en el trasvase. Y si no se cumpliera, se debería exigir que se lleve a cabo, ¿no?

Claro. Y lo estamos haciendo. Pero nos tenemos que quitar la idea de que es una polémica entre la Comunidad y Castilla-La Mancha. El trasvase Tajo-Segura se acuerda entre las confederaciones y el Ministerio. Es una cuestión de solidaridad territorial. Por eso estamos recordando que hay un marco legal, que no ha impuesto la Comunidad Valenciana. Es un marco legal instrumentado por las competencias que tiene el Estado sobre los recursos hídricos que hay más allá de la comunidad autónoma. La cooperación entre administraciones existe.

El jueves se reunió con la ministra de Agricultura ¿plantearon el tema del trasvase y una solución al déficit hídrico de esta zona?

Hemos quedado para tener una reunión, quizá a finales de septiembre o a principios de octubre. Depende de las agendas. Será para analizar las obras e infraestructuras pendientes o en marcha con arreglo a los reales decretos de sequía en el Segura y el Júcar. Hablamos de la situación de sequía excepcional que hay en la cabecera del Tajo. Y todo ello, independientemente, de que tenemos que tener una visión de futuro. Hacer un trabajo estratégico, sentándonos a hablar con todas autonomías porque es una cuestión que nos afecta a todos los territorios. Vamos a hacerlo con calma. Con la tranquilidad que nos da, sobre todo a los agricultores, el instrumento jurídico que tenemos, que es el trasvase. Pero mirando al futuro. Tener mayor eficiencia, mejorar los usos y evitar pérdidas para llegar a un sistema más acorde a escenarios de futuro con mayor escasez de agua. Eso se consigue con el diálogo, con más trabajo técnico y no lanzándonos unas comunidades a otras el tema de los recursos y no judicializando un asunto que es técnico y muy serio. También hay que ver cómo se reduce el coste de la energía a través de energías alternativas, sobre todo, a través de la solar, que tenemos unas oportunidades enormes en nuestro territorio. También hay que apoyar la investigación. Me gustaría que en esta legislatura pudiéramos ponernos otra vez en primera línea de investigación puntera en materia de recursos hídricos, de tecnologías de riego.

En el tema de la reutilización, ¿no podría exigir también que Castilla-La Mancha aumente los porcentajes de reutilización del agua? Alicante lo hace veinte veces más que toda la autonomía manchega.

Volvemos a lo mismo, Castilla-La Mancha es una comunidad autónoma. A nivel técnico ya lo hago. Podemos comentar cómo hacemos las cosas. Pero las decisiones de las comunidades autónomas son precisamente eso, autónomas.

Por cierto, ¿ha puesto fecha ya Castilla-La Mancha a esa reunión que prometieron en agosto sobre el trasvase y la invitación a visitar las cabeceras del Tajo?

Hay una invitación implícita. La invitación formal no la tenemos, pero ese no es problema. Podemos hacerlo en cualquier momento porque en el ánimo está la colaboración entre comunidades autónomas. Es cuestión de agenda.

Los regantes insisten que en España en el tema del agua estamos seis meses subvencionando las pérdidas por las inundaciones del Ebro y otros seis preocupándonos por la falta de agua en el sur. ¿Proponen alguna fórmula para la interconexión de cuencas? Porque agua hay.

Esa es la pregunta del millón y se ha tratado muchos años en España. La situación deriva de nuestras características geográficas y climáticas: mucha escasez de agua y un régimen pluviométrico en el tiempo y en el espacio. De ahí que haya cuencas excedentarias y deficitarias. Un sistema de gestión intercuencas ya existe. Ahí está el trasvase Tajo-Segura y hay otros de mayor o menor dimensión. Las infraestructuras que hay las tenemos que utilizar de forma eficiente. Ahora, plantearnos reabrir o crear grandes infraestructuras, lo tenemos que pensar con calma. Hay que mirar al futuro y saber que tenemos que enfrentarnos a escenarios de cambio climático en los que no vamos a tener que estar esperando a que nos traigan agua de otro lado. Tenemos que pensar cómo vamos a funcionar, que vamos a tener menos y que habrá fenómenos climáticos cada vez más extremos, como dicen los estudios. También hay que aprovechar la experiencia que tenemos en la Comunidad Valenciana de gestionar un recurso históricamente escaso y ver las fórmulas para llegar a vías de autosuficiencia.

No parece muy partidaria de las grandes interconexiones. ¿Nos olvidamos ya del trasvase del Ebro? ¿Hace falta más un pacto nacional sobre el agua?

Un pacto nacional del agua.. Habría que planteárselo al Ministerio.

¿Pero ustedes lo propondrían?

Si nos dejáis un poco de tiempo para poder tener ese diálogo con las comunidades autónomas. Estamos intentándolo con todos los que somos usuarios y tenemos mayor situación de escasez. Quizá hagamos una propuesta conjunta. Pero, en realidad, esa propuesta ya está sobre la mesa y tenemos que sentarnos a ver. Planteamos la vía de la concertación y del trabajo técnico entre territorios. Empezar a hablar ahora de grandes infraestructuras otra vez... Vamos a parar un poco. Ver qué necesitamos, a dónde vamos. Aquí no hay soluciones de varita mágica. Hay que ir a la parte técnica, despolitizar esto porque a quien más perjudica es a los agricultores y a los usuarios. Estos, en realidad, necesitan un marco en el que haya certidumbre. Y si ahora tenemos un instrumento (trasvase) que da garantías de funcionamiento y de uso, vamos a dejarlo funcionar y trabajar en lo otro: qué pueden aportar al sistema los complementos que hacen falta. El agua, un recurso hídrico tan necesario para la vida y la actividad económica es una cuestión de Estado y de país. Ahora estamos en un periodo electoral y no creo que planteen un pacto como este. Quizá en los últimos cuatros años, lo deberían haber planteado. Pero esperaremos que en la próxima legislatura se trate y lograr un gran pacto.

En plena guerra del agua, el PP les acusó de «silenio cómplice» con Castilla-La Mancha y los empresarios de Alicante no salieron muy convencidos del encuentro en agosto con el presidente Puig por su «tono conciliador» en esta situación.

El tema es muy serio. El PP lo que hace es reabrir unas guerras que no ha sido capaz de solucionar en veinte años. Por eso nosotros estamos tomando esta actitud que se basa en el diálogo, el estudio técnico y en el respeto a todas las comunidades y usuarios, incluido el usuario ambiental, al agrícola, el de boca y el turístico. No entendemos que el PP haga electoralismo con esto.

Los regantes ven mucha politización en este tema y pocas soluciones en la guerra de agua, que suele aflorar cuando más ataca la sequía. A lo que se añade que estamos en año electoral. ¿Si saliera un gobierno de izquierdas en las próximas generales, qué le exigirían en este tema?

Haríamos lo mismo que estamos haciendo. Este es un gran tema de Estado, de país y vamos a tratarlo como se merece. Sabiendo en los escenarios en los que estamos. Hay que analizar las infraestructuras que tenemos y cómo podemos hacerlas funcionar de forma más eficiente, trabajando más en aspectos tecnológicos y de innovación. Hemos tenido unos años en que la desalación ha sido demonizada por el PP y, ahora, de repente, parece que es la solución. No volvamos a caer en los mismos errores. Tenemos infraestructuras, tecnología, vamos a utilizarlos bien técnicamente y desde un punto de vista de solidaridad territorial.Quien ha reabierto el problema es, precisamente quien ha tenido las herramientas para que la cosa funcionara. Por eso nuestra sorpresa de que reabra una guerra del agua el PP de la Comunidad Valenciana. No tiene sentido. Por eso esa llamada a la serenidad que hicimos desde el Consell.

Sobre el Júcar-Vinalopó, la consellera traslada su posicionamiento hasta después de conocer los problemas y las demandas de los usuarios sobre este trasvase.

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