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Sus oyentes lo hicieron concejal

Diego Zapata Pinteño, perito investigador de incendios, locutor, concejal y abogado. Se enfrentó a los políticos desde una radio «alegal» de la que fue desalojado

Sus oyentes lo hicieron concejal

Esta es la historia de un hombre valiente nacido en Elche. Acabó COU en el instituto Jorge Juan, en Alicante. Se matriculó en Derecho, carrera que temprano abandonó para casarse con su novia. El chaval tenía 18 años. Trabajó como inspector en la extinta compañía Velázquez. Todo iba sobre ruedas. La familia crecía. Diego Zapata Pinteño, también. Se apuntó a un curso de perito técnico de seguros. Sacó la nota. Lupa en mano inspeccionó miles de accidentes de tráfico e incendios en fábricas, comercios y viviendas. Aclaró triquiñuelas propias de angustiados empresarios y de conductores espabilados necesitados de cobrar las primas de sus pólizas. Operó como técnico en juicios. Con 25 años, montó su propio negocio: un tenderete para investigar la realidad de los daños ocasionados por las calamidades de la vida. Abrió despachos en Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla. Tras ser premiado por su trabajo como perito, uno de los locutores de la época, el uruguayo Lalo Menafra, lo introdujo en un trocito de su programa para hablar de coches y otras gaitas. Estamos en Radio Alicante, con Antonio Serrano como director. En plena transición política. Ahí comenzó su contacto con la radio. Le gustó. Arrendó una hora del tiempo de las ondas en las mañanas domingueras y puso en marcha el espacio «En Ruta», junto a Juan Navarro Balsalobre. Pagaba 50.000 pesetas por sesión, que cubría con publicidad. El programa se granjeó a la audiencia. Zapata y su colega se alojaron en Radio Popular, que dirigía Félix Parreño. Más éxito. Más tarde se metió en Radiocadena Española, con Pepe Mira Galiana.

Domingos de radio y muchas jornadas de peritaje. Un grave accidente lo apartó un año de radios y peritajes. Mucha reflexión y vuelta al trabajo. En Madrid siempre se hospedó en el hotel Princesa Plaza, entonces dirigido por Paco Benítez, su amigo y padre de Rafa, popular entrenador de fútbol. Por él conoció a Manuel Martín Ferrán, a José Antonio Plaza y a Javier Jimeno, que allí se reunían mientras diseñaban Antena 3, la emisora que irrumpió a principios de los ochenta y que acabó, una década después, en manos de Prisa. Emilio Alaiz, dirigente de la cadena, le ofreció dirigir la emisora en Alicante por cuatro reales. Aceptó, envió las peritaciones al carajo y se puso a trabajar junto a Paco Poveda, Vicente Crespo, Raquel Terán, Óscar Arjones, entre muchos. Fueron dos años de ilusión, de radio y de penalidades. Su enfrentamiento con el entonces alcalde de Alicante, el socialista José Luis Lassaletta, preocupó a Martín Ferrán, tras un programa en el que Zapata se negó a entrevistarlo, porque desde el gabinete de la Alcaldía le entregaron un folio con las preguntas que debía formular. Lassaletta no habló: se marchó.

Siguió dos años más en Antena 3. Lo reveló Manuel Alberola y, horas más tarde, Zapata abrió al aire Radio Costa Blanca, una emisora «alegal» plantada en la Avenida de Dénia, donde dio voz y música a la gente. La audiencia creció, especialmente por la excelente labor que él y su equipo realizaron en las trágicas inundaciones de los primeros días de noviembre de 1987. Cuatro días intensos de información y de colaboración con las instituciones para hacer frente a la catástrofe merced a un generador.

El 15 de noviembre de 1987, agentes de la Policía Local, sin orden judicial, irrumpieron en las instalaciones. Fue detenido unas horas por desacato a la autoridad. La emisora fue precintada. Zapata plantó su radio en la Torre de Control, en terreno universitario. Ahí levantó pasiones. Fundó Solidaridad Cívica por Alicante (SCAL), que en las elecciones de 1991 obtuvo 6.665 votos. Fue concejal. Trabajó duro. Volvió a casa. Se licenció en Derecho y ejerce la abogacía. Ahí sigue: genio, casta y figura.

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