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Ismael Sáez, Secretario general de UGT-PVhéctor fuentes

Ismael Sáez, Secretario general de UGT-PV

«La Agencia de Innovación debería poner recursos para coordinar el talento»

Procede del sector del sector del metal y conoce bien las entrañas de la negociación colectiva. Por eso, lamenta, a la vez que denuncia, cómo la reforma laboral laha dejado «laminada»

¿Cómo se está trasladando la recuperación económica

Se está trasladando al turismo, que tiene una gran trascendencia en esta provincia, y a la construcción. Pero el problema es que esa recuperación no se está encaminando hacia el modelo económico que nos gustaría y que defiende el Consell. Un modelo basado en el diseño, la innovación y la capacidad de ganar mercados exteriores para ser competitivos. Así sí se pueden pagar mejores salarios. Pero, desgraciadamente, eso no se ha producido, porque no se improvisa y porque se necesitan recursos para ponerlo en marcha. Y ni una cosa ni otra parece que tengamos hoy en día. Sí hay un repunte de la economía, pero no tiene reflejo ni en la calidad del empleo, ni en los salarios. Y eso no nos gusta. Es bueno que haya una recuperación económica, que estemos creciendo por encima del 3%, que la Comunidad sea puntera en este crecimiento en el conjunto del Estado, pero el empleo que se está creando -que es mejor que ningún empleo- no es algo que nos deba de satisfacer, porque igual de rápido que se crea, se puede destruir.

Con estos mimbres, ¿cómo ve el futuro del mercado laboral alicantino

Mal. Si los motores que han determinado ese crecimiento se sostienen y ese viento a favor sigue, nos irá bien. Pero si cambia de dirección, tendremos problemas graves. Teníamos en la construcción un millón y pico de trabajadores que de la noche a la mañana vieron cómo se frenaba el sector y era imposible que siguieran trabajando. Cuando hay un porcentaje tan elevado de población que depende de la construcción, que se ve frenada en seco, produce un crack en el mercado de trabajo. Y eso es difícil de resolverlo con cualquier modelo que se plantee. Deberíamos ponernos a pensar cuál aplicaríamos para intentar sostener el empleo en la empresa. El objetivo ahí es ser flexibles desde el punto de vista interno para capear el temporal y esperar mejores momentos sin perder empleo. Volver a aquel modelo sería un error.

¿Y por dónde iría el modelo que demandan?

A nosotros nos gustaría que la Agencia Valenciana de Innovación pusiera recursos. Ya ha puesto algo en los Presupuestos, pero, probablemente, no es suficiente. Creo que podría coordinar todo el talento que tiene la Comunidad para dedicarlo a actividades distintas. También hace falta que la Administración sea un motor que tire de la industria y los servicios, dotándolos de mayores calidad, pero también financiándolo. Nos gusta el modelo que sea extraído de la dialéctica electoral que cada cuatro años nos obliga a elegir gobernantes. Ese parece que es el consenso de los partidos en las Cortes Valencianas; y creo que debe tener una vocación de permanencia más allá de las disputas electorales.

¿El nuevo modelo de mercado laboral que se persigue, obliga a los sindicatos a cambiar de estrategias, o sirven las antiguas? Los sindicatos reciben muchas críticas en este sentido.

La discusión que ha sido superada por las circunstancias es la relacionada con la indemnización por despido. Los empresarios entienden que es un lastre para la contratación. El PSOE en los años 80 puso en marcha fórmulas de contratación temporal, como el modelo del fomento del empleo que determinaron un importante crecimiento del trabajo en nuestro país. Pero nunca sabremos qué empleo se habría creado si no se hubiera puesto en marcha. Las distintas reformas laborales han abaratado sustancialmente el despido. Aun sin ello, es claro que hay una diferencia entre aquellas empresas con gran tamaño y con presencia sindical y las pymes, que es la inmensa mayoría, donde la indemnización siempre se ha visto abocada a los 20 días. Nosotros no estamos defendiendo que ese sea un elemento fundamental de la reforma laboral, aunque no dejamos de trabajar en este aspecto.

¿Cuál sería, entonces, el elemento principal?

También aspiramos a un reequilibrio de la negociación colectiva. Han salido datos de la caída de los salarios en el reparto de la renta en favor de los beneficios y esto se plantea como un hándicap para la recuperación al dificultar el consumo. Se nos está exigiendo que seamos capaces de mejorar los salarios. Pero, aun en ese caso, hay dificultades derivadas de que la negociación colectiva está laminada por elementos como la desaparición de la ultraactividad o como que los convenios colectivos de empresa tengan prioridad aplicativa. En esas condiciones, recuperar salarios es casi imposible. Nosotros no podemos aspirar a grandes incrementos salariales si vemos que las empresas tienen dificultades o la situación económica es de depresión, pero si hay momentos boyantes, la única capacidad de pelear y conseguir resultados en la negociación colectiva que mejoren los salarios es teniendo fuerza. Pero si por la puerta de atrás te firman cualquier cosa, es muy difícil. Pedimos un reequilibrio en la negociación colectiva. En este sentido, tenemos la reciente sentencia del Tribunal de Justicia Europeo que equipara la indemnizaciones por despido de eventuales e indefinidos. Una resolución que vendría a resolver la dualidad en la contratación, ya que, habitualmente, cuando una empresa hace un contrato eventual es porque su indemnización es más barata.

Cuando dice "nos exigen la negociación de los salarios", ¿a quién se refiere?

Hasta a la propia sociedad. En un debate radiofónico reciente hablaban de que nuestros salarios estaban por debajo de la media. Se planteaba por qué ocurre esto en la Comunidad Valenciana, y algunos nos responsabilizaban a los sindicatos. Pero lo primero que hay que tener claro es qué tipo de industria o servicios nos permite ocupar a trabajadores, en función de la actividad, del valor añadido y de su competitividad. De ello depende generar empleo en mayor o menor medida. Hay actividades que compiten con bajos salarios y como generan poco valor añadido, no pueden pagar grandes retribuciones. Ese es un problema, el del tipo de industria y servicios que tenemos. Y si no lo cambiamos, tendremos grandes dificultades para tener buenos salarios. Y, en segundo lugar, los sindicatos también somos cuestionados cuando planteamos una convocatoria de huelga o reivindicamos en las empresas. Enseguida se nos acusa de que somos inflexibles, de que estamos atado al pasado. Y es una cosa o la otra, las dos a la vez es imposible (refiriéndose a que se les exija reivindicar, al mismo tiempo que no convocar huelgas o plantear demandas).

¿UGT ha planteado la aplicación de políticas que mejoren la situación de los parados mayores de 55 años?

Antes de las reformas, con la llegada al poder del PP, los mayores de 52 años tenían derecho al subsidio del paro. Luego para ser beneficiario, se elevó a 55 años y, además, se endurecieron las condiciones de acceso. Nosotros decimos que hay una situación que afecta a millones de trabajadores que, con una larga cotización, se ven abocados a pensiones mínimas cuando son despedidos por los problemas económicos de su empresa. Y eso no parece justo. UGT reivindica recursos públicos para ello. Y si hay recursos o no depende de la prioridad que el Gobierno de turno establezca.

¿La renta mínima parece ya una necesidad?

Sí, pero parece que está muy condicionada. Depende de las exigencias que se planteen a los ciudadanos para poder acceder a esa renta.

Otro asunto de debate actual es si una mayor implantación de empresas tecnológicas destruirá empleo, ¿usted, qué piensa?

Eso sería así cuando en el conjunto del planeta tuviéramos un nivel de bienestar y desarrollo económico y tecnológico que hiciera que cada vez la mano de obra fuera sustituida por robots. Hoy, tal y como funciona el capitalismo no sólo compiten empresas con empresas, sino Estados con Estados. Y si tu tienes una tecnología puntera conseguirás empleo en tu país y lo destruirás en otro. Por ejemplo, en una actividad puntera y relevante a nivel de empleo y protagonizada por multinacionales, como es el sector del automóvil, la competencia que se produce es más entre las propias plantas de la industria automovilística que, en teoría, con otros competidores.

¿Entonces, todavía ve lejos esa disyuntiva?

Creo que estamos muy lejos todavía de ese mundo de tecnificación en todo el planeta. Pero en ese hipotético mundo-ficción que puede llegar habría que plantearse algo importante como el reparto del empleo porque no va a haber trabajo de ocho horas para todos. Y a lo mejor no tiene sentido que lo tengamos. Lo que habrá que hacer es mientras eso llega, es pensar como país, fórmulas que planteen el reparto del empleo, teniendo como objetivo que eso sea un factor que mejore la competitividad. No defiendo una reducción de jornada con igual salario. Soy consciente de que eso supone una pérdida de competitividad y, además, no sería igual para todos los oficios. Creo que hay que pensar cómo se compensa para que el trabajador que ve repartido el empleo no se vea perjudicado. Habría vías correctoras.

¿Como cuáles?

Esa mejora de la competitividad permitiría que la reducción del salario no fuera en la misma proporción que la jornada y, en segundo lugar, con políticas públicas que fomenten esta formulación, bien por el IRPF o cualquier otro sistema. Sería destinar recursos que hoy pueden ir a subvenciones o a esa renta básica o a prestaciones por desempleo, que de otro modo irían al fomento del reparto del empleo. Sería uno de los elementos más revolucionarios para mejorar competitividad. Creo que deberíamos ponernos a pensar en eso, porque es importante por la igualdad, pero también para ser más competitivos.

¿Los sindicatos temen que en la «hucha» de las pensiones haya un crack que desestabilice el sistema?

Antes no había "hucha" y no parecía que estuvieran en tela de juicio las pensiones, o sí. Esto es un problema de recaudación, de ingresos, y es una decisión de país. Si el país cree que tiene que destinar recursos para sostener un sistema de pensiones como el actual, los destina. Si no puede hacerlo con cotizaciones en exclusiva, lo haría impuestos. España, pese a la larga y dura crisis que hemos atravesado es más rica y genera más recursos que hace cuarenta años y la población no ha aumentado en la proporción en que han aumentado los ingresos. Lo que hay temor a que el Gobierno haga una reforma que además de la ya existente, que condena a los jubilados a una pérdida de poder adquisitivo de sus pensiones, dé una vuelta de tuerca más y, en vez de hacer el esfuerzo de los ingresos, se incline por hacer el ajuste por la vía del gasto y se reduzcan las pensiones.

¿Cómo está la salud de UGT, tras los ajustes?

La salud del sindicato tiene que ver con la salud de la sociedad. La sociedad lo ha pasado mal y el sindicato también. Una parte de la sociedad, aquellos que defienden el liberalismo en la economía a ultranza, cree que el sindicato es un problema para el crecimiento. Yo creo que lo que hace es dar dignidad al trabajo, que la define a través de la negociación colectiva, porque si a todo le llamáramos trabajo, no habría paro. El factor trabajo es algo más que el precio de la energía, de los materiales. No es un material más y no puede prestarse en cualquier condición. Quien define esas condiciones en una sociedad paternalista y dictatorial lo diría el "dueño del país", por decirlo de algún modo. Y en un mercado, quien debe plantear el precio de los salarios y la dignidad son los sindicatos y la patronal, a través de la negociación colectiva.

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