P ¿Por qué era necesario elaborar un dosier sobre estos primeros años de recuperación?

R Bueno, hace dos años ya se presentó en Dénia un primer dosier -«Crisis y recuperación de la economía alicantina»- y, con el impulso que ha tenido la recuperación en estos dos años, se consideró que era oportuno hacer un nuevo informe para ver qué había ocurrido y realizar un análisis de lo que puede suceder a partir de ahora. Fundamentalmente, con el objetivo de ayudar a los empresarios y a los responsables de las instituciones a tomar las decisiones correctas de cara al futuro. Que no se muevan sólo por su carácter emprendedor o su visión comercial, que también dispongan de información, que es algo fundamental. Se trata de ser útil al tejido productivo.

P¿Y cómo valora la situación de la economía alicantina?

R Alicante es una de las primeras provincias de España por PIB y tiene una estructura productiva muy abierta, con varios sectores de peso, como el calzado, el juguete, el textil, el mármol, el agroalimentario o el turismo y la construcción. Pero, ahora mismo, la veo un poco desequilibrada, como también ocurre a nivel nacional, por la gran importancia que ha adquirido el sector servicios y el menor peso de la industria, lo que tiene sus consecuencias. Sobre todo, porque la remuneración media en los servicios es muy baja, alrededor de un 24% inferior a la industria, y hay que recordar que, cuanto mayor sean los salarios, eso se traduce en mayor consumo, más actividad y, de cara al futuro, mejores pensiones. Hay que apoyar más el desarrollo de la industria en la provincia, porque da solidez a la economía aunque para eso se necesita gente cualificada.

P Los autores del dosier insisten en que hay que apostar por la Economía del Conocimiento.

R Qué duda cabe. La Economía del Conocimiento es lo que permite que se generen puestos de trabajo más cualificados pero, además, creo que también es importante conseguir que haya más mujeres en carreras técnicas. Sin duda, un mayor nivel de formación de todos beneficiará a la industria y ayudará a generar también servicios de un nivel superior. Si promovemos esta jornada es, entre otras cosas, para decirle al tejido empresarial que hay que profundizar la relación con las universidades, que es donde está el conocimiento. Porque conocimiento y empresa deben ir de la mano, y más en un momento de globalización donde la diferenciación debe llegar por esta vía.

P¿Cree que los empresarios alicantinos están concienciados de esta necesidad?

R Creo que cada día los equipos de las compañías van mejorando en este terreno. Un ejemplo es la propia Caja Rural Central: toda la gente que se ha incorporado a la entidad desde 2001 procede de las universidades de Alicante, Elche o Murcia y la mitad de la plantilla son mujeres. Creo que es importante porque, aunque la formación ahora es algo que debe darse a lo largo de toda la vida, es necesario tener una buena base. Creo que sí, que el empresario se va concienciando de esa necesidad de apostar por el conocimiento y por el I+D como forma de diferenciarse. Le pongo un ejemplo, hace unos días publicaban ustedes que la UMH ha desarrollado un sistema de envasado que permite prolongar diez días la vida de la alcachofa, lo que permitirá enviarla a mercados más lejanos. Eso también es conocimiento.

P ¿Y cómo ve el resurgir del sector de la construcción, especialmente intenso en la Vega Baja? ¿Caemos en errores del pasado?

R El sector inmobiliario en la Vega Baja se va recuperando pero las cifras de hoy no tienen nada que ver las del boom. Es un sector dinámico que, afortunadamente, ha generado mucha riqueza y, lo que sucede es que, como dice el proverbio, «de nada demasiado». Es decir, que hay que diversificar. Pero ya le digo que el ritmo actual no tiene nada que ver con el de otras épocas.

P Y el sector financiero, que fue uno de los responsables de la crisis, ¿cree que ha aprendido?

R No estoy muy convencido de que el sector financiero sea el responsable de crisis, las cosas no pasan por una sola razón. El sector financiero habrá tenido su parte de culpa porque, especialmente en este negocio, es clave diversificar y no concentrar todo el riesgo en un solo sector. No obstante, yo diría que no sólo hemos aprendido, sino que la nueva normativa que ha impulsado del BCE y el regulador español ha cambiado mucho y, bueno, no digo que no pueda ocurrir, pero sería muy difícil que se repitiera la situación de hace unos años.

P ¿Por qué, en términos generales, parece que las cajas rurales resistieron mejor la crisis?

R Todos hemos pecado, pero nuestros pecados fueron veniales. El modelo de las rurales es el de una banca de proximidad, que se desarrolla en la vertiente financiera pero también en la cultural y la social. En nuestro caso, siempre hemos tenido por norma el trabajar con las personas y las empresas que están aquí los 12 meses del año. No hemos financiado a los no residentes, de otros países o de otras regiones, que han ocasionado muchos problemas a otras entidades. Conocemos a nuestros clientes y sabemos a qué se dedican. A veces nos decían que no estábamos preparados para el sector inmobiliario, pero es que no queríamos participar. Nos gusta diversificar y actuamos con mucha prudencia. Por ejemplo, ahora, además de las garantías de los recursos propios y de las del Fondo de Garantía de Depósitos, nuestros clientes también tienen la garantía del sistema institucional de protección que hemos constituido con otras 28 cajas rurales y que permite que, si una tenga problemas, las otras le ayuden.

P Se han quedado ustedes como la única entidad puramente alicantina. ¿Supone eso una oportunidad?

R En mi opinión, en las entidades lo que realmente vale es el modelo de negocio y el nuestro es bueno porque, de lo contrario, no iríamos a cumplir 100 años. Nosotros estamos orientados a aportar valor a las familias, las empresas y las instituciones de la zona. Somos de aquí y estamos comprometidos con el desarrollo social de este territorio. Conocemos muy bien a nuestros paisanos y eso la gente lo valora.