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Fernando Verdú, en una finca de cítricos de su empresa, en Mutxamel.pilar Cortés

El maestro del riego por goteo

El ingeniero xixonenc Fernando Verdú es pionero y artífice de la extensión de este sistema de riego en la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía. Su empresa, Hermisan, ya genera un 40% del negocio en el mercado exterior

Corrían los años ochenta de la pasada centuria y la mayor parte de los agricultores españoles regaban todavía sus campos por inundación. Las compuertas de las acequias las abrían y cerraban trabajadores de comunidades de regantes en función de los turnos reflejados en pizarras. Entonces, sólo se podían cultivar hortalizas en plan intensivo en grandes extensiones y en suelos muy aptos y regados con aguas de calidad.

En esas, un joven ingeniero agrónomo alicantino, recién graduado en la Universitat Politècnica de València, Fernando Verdú, comenzó a implantar sistemas de fertirrigación inteligente controlados por vetustos ordenadores para cultivos de alto valor (producción fuera de estación o frutales) en territorios muy poco adecuados y empleando aguas de baja calidad agronómica. Estos desarrollos fueron decisivos para que zonas de la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía, donde lo único favorable eran las horas de sol y la temperatura, acabaran convirtiéndose en la huerta de Europa.

«La clave de la agricultura es el uso eficiente del agua», explica Verdú en declaraciones a este periódico en vísperas de que se cumplan cuarenta años de la puesta en marcha de su primera aventura profesional.

El espíritu emprendedor de este técnico le llevó a crear una empresa en el campo de Cartagena. Allí desarrolló el primer semillero de planta hortícola de España y consiguió vender más de un millón de semillas de tomate, pimentón y melón por temporada. Aquel hito supuso un cambio en la horticultura de la cuenca mediterránea. El éxito inicial tiene que ver con la tecnología de riego, influenciado y atraído por los desarrollos del profesor y amigo Rafael Martínez Valero, quien superó los esquemas de fertirrigación preconizados por los israelitas y de la fisiología vegetal clásica asumidos por los investigadores de entonces. Tal disrupción tecnológica implicó tratar el riego no como un aporte de agua, sino como el mecanismo para establecer un sistema compuesto por suelo, agua, nutrientes y la respuesta fisiológica del cultivo.

El salto internacional

El salto definitivo del negocio de Verdú se produjo de la mano de Pascual Hermanos, aquel imperio hortofrutícola más importante en Europa; ahora ya extinto tras su crisis financiera. De la familia Pascual recibió en 1987 el encargo de modernizar dos empresas en Marruecos y una en Argentina, lo que supone el inicio de una imparable expansión internacional de la compañía ya presente en más de veinte países y con socios estratégicos. Sus clientes son firmas hortofrutícolas de Europa, Latinoamérica, África y Lejano Oriente.

Puertas abiertas en Marruecos

«Hemos tenido que competir con empresas de Israel en ingeniería de fabricación de goteros aunque les hemos ganado en diseño y montaje de instalaciones y en automatismos de control», sostiene el director general de Hermisan. En la actualidad factura casi 15 millones de euros y la fabricación de componentes bombas, filtros, tuberías, goteros y más componentes lo deja para otros. Emplea a 60 trabajadores, de los que 10 son ingenieros. La mercantil con cuartel general en Sant Joan ha optado por el diseño y montaje de instalaciones en grandes fincas que representan muchos miles de hectáreas. Sin duda, ha permitido ahorrar millones de litros de agua.

«Tengo las puertas abiertas en Casablanca», comenta el máximo responsable de Hermisan, tras haber instalado riego por goteo en algo más de 2.000 hectáreas de cítricos pertenecientes a la familia real de Marruecos. En el país alauita, donde la monarquía controla los negocios citrícolas y variedades de mandarinas de gran éxito en el mercado como la «Nadorcott», ha desarrollado infraestructuras en amplias zonas de localidades como Beni Mellall, así como en Gadir, sobre todo en tomates y, últimamente, en olivos. Son los únicos proveedores extranjeros. De hecho, en Marruecos cuenta con centro de producción y una empresa de proyectos. Más allá de la cuenca mediterránea Hermisan ha instalado miles de hectáreas en explotaciones hortofrutícolas de Perú, Chile y Australia. También comienza sus primeros montajes en exrepúblicas soviéticas como Azerbaiyán. Entre un 30% y un 40% del negocio ya procede del exterior.

Verdú, quien acaba de recibir el premio a la excelencia empresarial del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Levante (Coial), ha sabido diversificar Hermisan para seguir siendo vanguardia en la tecnología para la producción agraria a nivel mundial. Por eso, es referente en el ámbito de las telecomunicaciones e instalaciones hidráulicas con control remoto e integral en explotaciones agrarias, sistemas de control de heladas, control del clima, trenes de riego y nuevos sistemas inteligentes para el control de invernaderos.

Fiel a su carácter emprendedor, Verdú también asume nuevos proyectos. Participa en un grupo vitivinícola que produce en seis bodegas de cuatro denominaciones de origen y más de cuarenta referencias. También en una almazara de producción ecológica.

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