La firma alicantina Compañía Española de Resinas SL, dedicada a la actividad inmobiliaria y propiedad de las hermanas Sala Martínez, cerró 2019 con una facturación de 616.664 euros, un 2,4% más que en 2018, si bien el resultado del ejercicio volvió a reflejar pérdidas, al pasar de los 454.107 euros en negativo del año anterior a los 493.717 euros, también en rojo, de 2019, según el balance anual de las cuentas depositad0 recientemente en el Registro Mercantil.
En la memoria, se especifica que la actividad principal del pasado año se centró en el alquiler de bienes inmobiliarios. E, igualmente, se subraya que «no pertenece a ningún grupo de sociedades». Esto es así porque unos años después del asesinato, en 2016, de la matriarca de la familia, Carmen Martínez, viuda del empresario Vicente Sala, los hermanos separaron los negocios. Ellas -Fuensanta, María Antonia y María del Mar- se quedaron, finalmente, con la empresa patrimonial de la familia, Compañía Española de Resinas, donde se agrupaban las propiedades inmobiliarias del clan. Vicente Sala hijo se quedó con los negocios industriales. El acuerdo puso fin a la disputa que mantenían los hermanos por el control del entramado empresarial cuando la madre fue asesinada mientras estaba en las instalaciones de Novocar. Un crimen por el que fue juzgado el yerno de la fallecida, Miguel López, al que el jurado popular declaró no culpable.
