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El sector turístico provincial pide bajar el IVA al 4% para relanzar el consumo

La patronal de los hoteles y la de la hostelería consideran insuficientes las ayudas para afrontar el impacto del covid - Demandan rebajar de forma temporal la tasa superreducida como se aplica ya en 10 países europeos

Turistas británicos en Benidorm, en una imagen de archivo.

Un IVA del 10% para los hoteles y la hostelería en lo que se considera la segunda ola del coronavirus en España supone un coste demasiado elevado para los negocios vinculados al turismo. Estos sectores arrastran ya unas pérdidas de 19.000 millones en el ámbito de la Comunidad, según estima la patronal hotelera Hosbec, y, además, viven una situación marcada por los cierres de algunos establecimientos, de restricciones horarias y de un desplome de la llegada de visitantes por las limitaciones de los principales países europeos para frenar los contagios del virus.

El sector turístico provincial reclama una bajada temporal del IVA a tasas superreducidas, del 10% al 4%, para revitalizar la actividad e impulsar el consumo. Esto plantean las patronales Hosbec, Apeha (hostelería) y la alicantina del ocio nocturno Alroa, adhiriéndose a las demandas de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) y de la asociación europea que representa a hoteles y restaurantes (Hotrec). Ambas piden bajar la tasa al 5% en el marco de la UE. En España el tipo superreducido está en el 4%, que es el que pide el sector turístico.

Del 20% al 5% en Reino Unido

En realidad, esta demanda ya la plantearon las patronales nacionales al Gobierno al iniciarse las fases de la desescalada, a través de la CEOE, pero el Ejecutivo la rechazó. Ahora, vuelven a insistir, una vez que diez países europeos, entre ellos Alemania, Reino Unido o Bélgica, ya las están aplicando para mitigar los efectos de esta crisis. En Gran Bretaña, el IVA para la hostelería ha bajado del 20% al 5%; en el país de Angela Merkel ha pasado del 19% al 5% hasta el 31 de diciembre de este año y al 7% hasta junio de 2021; y en Bélgica, se ha reducido del 16% al 6%, según datos de Cehat y Hotrec. Para los negocios turísticos, la bajada de la tasa «ofrece beneficios inmediatos para empresas y consumidores; y podría marcar la diferencia entre la supervivencia y el cierre de empresas», explica Nuria Montes, secretaria general de Hosbec.

«En una decena de países de Europa, incluso en aquellos donde el turismo no tiene tanto peso específico en su economía, se ha aprobado un abaratamiento fiscal, y, en España, el Gobierno mira hacia otro lado», denuncia Montes.

Los hoteles, bares, restaurantes, cafeterías y locales de ocio nocturno, junto al comercio, son de los sectores que más han acusado el impacto de esta crisis desde sus inicios. El turismo representa un 15% del PIB provincial y suma un importante tejido productivo, con más de 15.400 negocios y 50.000 trabajadores, muchos de los cuales han estado o siguen en un ERTE. Estos expedientes temporales de empleo han sido una de las medidas puestas en marcha para frenar los cierres empresariales y mantener los puestos de trabajo desde el inicio de la pandemia. También se han aprobado ayudas a pymes y autónomos o avales públicos para solicitar préstamos ICO, «pero están resultando insuficientes», comparte Nuria Montes con la presidenta de la Asociación Provincial de Hostelería (Apeha), Mar Valera.

Sin estrategia para el sector

«El Gobierno no tiene clara la estrategia para el turismo», añade la secretaria general de Hosbec. También se siente «olvidado» el sector del ocio nocturno, según asegura el presidente de Alroa, Javier Galdeano. Estos locales están obligados al cierre en la Comunidad desde el 18 de agosto, en plena temporada turística, hasta el 20 de octubre, tras varias prórrogas de la medida. También afronta un IVA del 10%, en general, y del 21%, en el caso de la venta de tabaco o de las máquinas tragaperras. «Unos gastos que no se pueden asumir y menos con los negocios cerrados», alerta Galdeano. Los sectores turísticos inciden en que la reducción temporal del IVA tendría una repercusión directa en el aumento de la demanda y en la disminución de los costes de las empresas, «que es un imperativo en estos momentos», subrayan.

«Si tenemos una tasa superreducida, la comida de nuestros restaurantes resultará económicamente más atractiva para el cliente», insiste Mar Valera. Nuria Montes argumenta que, al contrario de lo que se pueda pensar, un tipo más barato «supondría una mayor recaudación porque habría mucho más consumo».

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