Ana Maruenda Sanchiz es la directora general de Alcudia Servicios y Obras, de Elche, y una de las pocas mujeres que se encuentran al frente de una empresa dedicada a la construcción. Es una defensora de la igualdad, premisa que aplica a rajatabla en su compañía, sobre la base de que los equipos mixtos aportan mucho a la hora de trabajar. Su espíritu colaborativo la ha llevado a ocupar cargos en otras instituciones, como lo demuestra su presencia en el comité ejecutivo de la Institución Ferial Alicantina (IFA) y en el consejo social de la Universidad Miguel Hernández (UMH). Se confiesa una ilicitana de pro, aunque, lejos de rivalidades, reivindica la colaboración con Alicante, al entender que son dos ciudades que pueden complementarse a la perfección en busca del beneficio común.

Ingeniera de caminos por la Universidad Politécnica de València (UPV), estuvo seis años viviendo y trabajando en París, donde completó su formación con Administración Empresarial. Fue en 2006 cuando su padre, propietario de la empresa constructora, le planteó que había llegado el momento del relevo al frente de la misma, por lo que regresó a Elche con ese propósito. «Era -señala- un momento complicadísimo, porque nos encontrábamos en plena crisis y se estaba registrando una caída durísima en el sector. La situación era tan delicada que mi padre llegó a plantearme si seguíamos o no, y yo decidí que teníamos que continuar. Así que cogí definitivamente las riendas de la empresa en 2010, justo en medio del temporal».

La decisión fue acertada, puesto que, tras darle un profundo vuelco al concepto de negocio, la firma salió de aquello reforzada. «El panorama de pequeños promotores desapareció y tuvimos que buscar a los nuevos clientes, que llegaron en forma de fondos de inversión. Los cambios introducidos ofrecieron sus frutos, hasta el punto de que la empresa ha crecido mucho y hemos llegado a triplicar la facturación», enfatiza Maruenda.

Y de una crisis a otra, en este caso la del coronavirus. «Veníamos de una crisis tan fuerte que ésta nos ha llegado a parecer pequeña. Es cierto que el covid ha afectado mucho a la provincia de Alicante por su dependencia del turismo, pero el sector de la construcción no lo ha sufrido tanto, hasta el punto de que, pese a que las obras van a un ritmo menor, no hemos destruido empleo. De hecho, fuimos de los pocos sectores no esenciales que no detuvimos la actividad durante los meses de confinamiento», explica.

Sorprende que una mujer esté al frente de una sociedad dedicada a la construcción, puesto que, como ella misma reconoce, «somos muy poquitas en un sector muy masculino. En mi caso nunca me ha supuesto una traba, y, además, estoy en una empresa muy amigable con las mujeres, hasta el extremo de que hay tantas ingenieras como ingenieros, en una filosofía de igualdad total. Bajo mi punto de vista, los equipos mixtos aportan muchísimo a la hora de trabajar, e insisto en que el ser mujer no supone un inconveniente; más bien al contrario, puesto que las conversaciones se suavizan y ayudan a reflexionar».

Ana Maruenda también forma parte desde hace relativamente poco del comité ejecutivo de IFA. «Antes de entrar -señala- sólo conocía lo que se decía en los medios respecto a la situación delicada de la entidad. Sin embargo, cuando me incorporé al comité, me di cuenta de que las cosas habían mejorado bastante, a pesar de que nos hemos visto muy afectados por la crisis del coronavirus, que ha tocado al corazón de la entidad al no poderse celebrar eventos. Pero se está trabajando mucho aportando ideas innovadoras, y las gestiones van por buen camino para que, con la vuelta a la normalidad, todo vaya para arriba. La solución puede estar a la vuelta de la esquina».

La empresaria también forma parte del Consejo Social de la UMH, «sin duda alguna una gran Universidad», y del Círculo Empresarial de Elche y Comarca (Cedelco), «desde donde concienciamos a la sociedad de lo que nos preocupa a las empresas». También es miembro del Rotary Club de Elche, «que me da la oportunidad de ayudar, y más en estos momentos de crisis».

A sus «cuarenta y pocos años», como se refiere a su edad, es madre de tres hijos. Señala que compaginar la maternidad con su actividad empresarial «a veces es complicado», aunque en su caso lo lleva bastante bien. Con todo, destaca la necesidad de que la sociedad «cambie la mentalidad, y que hombres y mujeres compartan las cargas familiares. Es la mejor manera de conseguir la plena igualdad».

Asegura sentirse «muy ilicitana», aunque aboga por huir de rivalidades y colaborar codo con codo con Alicante. «Juntos podemos ser una superpotencia», puntualiza.