Los principales sectores económicos de la provincia comenzaron este año 2020 manteniendo el pulso a los primeros indicios de desaceleración que se evidenciaban desde finales de 2019. De hecho, Alicante inició este atípico 2020 con un tejido empresarial conformado por 145.431 empresas activas, que representan 2.498 más que un año antes. Sin embargo, esa tendencia alcista no pudieron seguirla dos actividades importantes en Alicante, como el pequeño comercio y la industria del calzado.

Ambas bajaron su censo empresarial. El primero, que es el que cuenta con más locales abiertos en la provincia (25.152), ya había perdido al inicio del año 530. Y el segundo, 116 negocios, dejando el total de empresas activas del sector en 2.480, según los últimos datos del Directorio Central de Empresas (Dirce) publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Pero el comercio mayorista también se dejó músculo, al bajar de los 13.543 locales a los 13.384, por lo que, en conjunto, la actividad comercial perdió 690 negocios.

«Un primer trimestre de 2021 desastroso» es el que pronostica el secretario general de la patronal provincial del pequeño comercio (Facpyme), Francisco Rovira, mientras Marián Cano, presidenta de la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (Avecal), teme que, con la pandemia, «el proceso de la reestructuración (cierres) de comercios de calzado se acelere a nivel mundial, dado el auge del e-commerce. Una reestructuración que afecta directamente a la industria del calzado provincial que perderá clientes», y dibujaría una situación que abocaría a algunas fábricas al cierre, según estima Marián Cano.

Primer semestre «complicado»

Por su parte, el presidente de la patronal CEV en Alicante, Perfecto Palacio, también augura que habrá más clausuras de negocios en la provincia por el impacto de la pandemia, «ya que la crisis del covid ha destrozado muchos sectores, principalmente, al turístico y al del ocio. Y todo lo que se cierre será imposible recuperar», lamenta Perfecto Palacio, quien también anuncia «un primer semestre de 2021 muy complicado». El objetivo del representante empresarial es que se destruya el menor número de empresas y de empleo. «La primera misión que tenemos las patronales y la Administración es mantener abiertas las empresas como podamos mientras esta situación dure», señala en este sentido.

El problema que arrastra el comercio es que, en realidad, no acabó de recuperarse de la crisis de 2008 y el fuerte descenso del consumo que se derivó de aquella gran recesión. Un factor que, unido al encarecimiento de los alquileres de locales comerciales y a la competencia de la venta online, dejó muy mermada su capacidad competitiva. De ahí, que, tras los cierres obligados durante el estado de alarma, los efectos de la segunda ola del covid y de las restricciones de movilidad hayan disminuido la potencialidad del comercio.

Un 30% de tiendas menos

Desde Facpyme no se atreven a cuantificar los cierres de comercios que se producirían por el impacto de la pandemia, aunque informan de que, a nivel nacional, la previsión es que alcance a entre el 30% y 40% del sector. El pequeño comercio lamenta que la crisis del covid apareció en un momento (mitad de marzo) en que «la actividad estaba iniciando una ligera recuperación, tras dos buenas campañas de Navidad», explica Francisco Rovira. Pero, después, las tiendas se han perdido temporadas importantes, como las de Semana Santa o las celebraciones de eventos, ya sean bodas, comuniones o fiestas locales.

Ahora, esperan confiados en que las fiestas navideñas supongan un ligero repunte. Aun así, Rovira advierte de que la temporada de Navidad, el Black Friday o el Cybermonday «no va a ser la tabla de salvación de todo lo que ya ha perdido el comercio». Pese a ello, hay subsectores, como el de alimentación y el especializado en producto fresco o el de la oferta asociada a las reformas de viviendas que están registrando una mayor actividad que el resto tras el confinamiento.

El calzado, tres campañas en vilo

Por contra, las tiendas de calzado, textil y confección siguen a la baja. Precisamente, la grave crisis que arrastra el comercio de calzado en los últimos años por la competencia de la compra online, que se ha potenciado durante la cuarentena, es una de las mayores preocupaciones de la industria del calzado. La presidenta de Avecal lamenta que ya el pasado año hubo cierres en algunas zonas de la provincia y que, con la pandemia y la reestructuración del comercio minorista de calzado, «las perspectivas no son nada buenas». Además, el consumo vinculado a la moda está bajando más de un 30%. Cano asegura que la industria zapatera se reactivará cuando lo haga la demanda. «Hasta ahora hemos perdido tres temporadas y tememos que la de invierno del año que viene también pueda verse afectada», incide Marián Cano.

Al contrario que el comercio y el calzado, uno de los sectores que inició el año con un crecimiento de su tejido empresarial fue el de la construcción. Entre la actividad de edificación de viviendas, de ingeniería civil y de construcción especializada sumaban 21.811 empresas, 197 más que el ejercicio anterior

Otros de los dos sectores alicantinos que más han sufrido el impacto negativo de la pandemia han sido el de la hostelería y el hotelero, ambos enfocados al sector turístico, además de los negocios del ocio. No obstante, estas dos actividades provinciales fueron de las que iniciaron el año con un censo empresarial en crecimiento. Leve, pero agrandando el tamaño del sector. Los establecimientos de comidas y bebidas alicantinos registraban a comienzos de año 14.571 locales activos, que suponen 239 más que doce meses antes. Después del comercio, este es el sector con más estructura empresarial en la provincia. Y, en el caso de los hoteles, estos pasaron de los 1.271 establecimientos a los 1.330, es decir, 59 más, según los últimos datos del Dirce. Ahora, este avance puede verse reducido de forma significativa, especialmente, en el balance de este año en el caso de los bares, restaurantes o cafeterías, además del ocio nocturno, ya que son unos de los negocios a los que más está afectando el endurecimiento de las restricciones de aforo o de horario. Unas medidas que, de cara a las fiestas navideñas, hacen presagiar «más cierres para enero o febrero», según pronosticaba Mar Valera, presidenta de la Asociación Provincial de Hostelería. De hecho, la Navidad vendría a suponer la prueba de fuego para este colectivo. De momento, las restricciones han provocado que en los locales hosteleros hayan caído las reservas de comidas o cenas de Navidad más de un 30% en comparación con el pasado año, según los datos de la asociación. «Y el mes de diciembre supone para los hosteleros un 30% de la caja del año», subraya Valera. Desde la patronal hotelera de la Costa Blanca y Valencia Hosbec, aseguran que «posibles cierres van a depender de cuánto dure la crisis», apunta Nuria Montes, secretaria general de Hosbec. Aunque ahora hay hoteles cerrados temporalmente por la ausencia de turistas, desde la patronal plantean que los mejores escenarios se conformarán cuando se acabe con los cierres perimetrales y de fronteras. «y puedan venir turistas, sobre todo británicos, y se creen corredores turísticos seguros, pero sin PCR», subraya Nuria Montes.

LAS RESERVAS DE COMIDAS DE NAVIDAD BAJAN UN 30%

La hostelería alerta de cierres en enero y los hoteles insisten en los corredores turísticos

Otros de los dos sectores alicantinos que más han sufrido el impacto negativo de la pandemia han sido el de la hostelería y el hotelero, ambos enfocados al sector turístico, además de los negocios del ocio. No obstante, estas dos actividades provinciales fueron de las que iniciaron el año con un censo empresarial en crecimiento. Leve, pero agrandando el tamaño del sector. Los establecimientos de comidas y bebidas alicantinos registraban a comienzos de año 14.571 locales activos, que suponen 239 más que doce meses antes.

Después del comercio, este es el sector con más estructura empresarial en la provincia. Y, en el caso de los hoteles, estos pasaron de los 1.271 establecimientos a los 1.330, es decir, 59 más, según los últimos datos del Dirce.

Ahora, este avance puede verse reducido de forma significativa, especialmente, en el balance de este año en el caso de los bares, restaurantes o cafeterías, además del ocio nocturno, ya que son unos de los negocios a los que más está afectando el endurecimiento de las restricciones de aforo o de horario. Unas medidas que, de cara a las fiestas navideñas, hacen presagiar «más cierres para enero o febrero», según pronosticaba Mar Valera, presidenta de la Asociación Provincial de Hostelería. De hecho, la Navidad vendría a suponer la prueba de fuego para este colectivo.

De momento, las restricciones han provocado que en los locales hosteleros hayan caído las reservas de comidas o cenas de Navidad más de un 30% en comparación con el pasado año, según los datos de la asociación. «Y el mes de diciembre supone para los hosteleros un 30% de la caja del año», subraya Valera.

Desde la patronal hotelera de la Costa Blanca y Valencia Hosbec, aseguran que «posibles cierres van a depender de cuánto dure la crisis», apunta Nuria Montes, secretaria general de Hosbec. Aunque ahora hay hoteles cerrados temporalmente por la ausencia de turistas, desde la patronal plantean que los mejores escenarios se conformarán cuando se acabe con los cierres perimetrales y de fronteras. «y puedan venir turistas, sobre todo británicos, y se creen corredores turísticos seguros, pero sin PCR», subraya Nuria Montes.