No cabe ninguna duda de que la pandemia ha dado un considerable impulso al teletrabajo, aunque quizás de una intensidad mucho menor a la que expertos y gurús pronosticaban durante el confinamiento. Y aún menos en el caso de la Comunidad Valenciana.

Ya sea por voluntad propia o por decisión de la empresa, lo cierto es que la mayoría de quienes trabajaron en su casa durante la primera ola de la pandemia en la autonomía ya han regresado a su puesto habitual, de tal forma que la cifra de quienes desempeñan la mitad o más de su jornada en su domicilio particular se redujo un 56% entre el segundo y el cuarto trimestre año. Así lo revela un estudio realizado por Randstad a partir de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que pone de relieve que la mayoría de firmas sólo contemplaron esta posibilidad como algo temporal.

Como recuerda el director de Randstad Research, Valentín Bote, gran parte de las compañías que mandaron a casa a sus empleados con el ordenador lo hicieron prácticamente obligadas, ya que para muchas de ellas la única alternativa era la paralización total de la actividad, tras decretarse el cierre de las empresas que no fueran esenciales. Esto provocó que de los 102.000 teletrabajadores que había en la Comunidad en 2019 se pasara en cuestión de días a más de 296.000, pero la cifra cayó rápidamente. En el tercer trimestre ya sólo eran 156.000, y en el cuarto trimestre apenas quedaban 129.700 profesionales en esta situación. Son más que antes de la aparición del covid, pero bastantes menos de los que se podía prever.

Este efecto péndulo se ha producido en toda España, aunque en la Comunidad ha sido más intenso. Así, en el conjunto del país, la cifra de teletrabajadores se ha reducido sólo un 36% desde el confinamiento. Esto se traduce en que, en la actualidad, el 9,9% de los profesionales españoles aún está desempeñando sus tareas desde casa, frente al 6,4% de los valencianos. La cifra de la autonomía aún parece más baja si se compara con Madrid o Barcelona, donde son un 18,9% y un 14,3%, respectivamente, los trabajadores que aún desempeñan sus tareas desde su propio hogar.

Industria y pymes

Valentín Botella señala dos factores que explican esta diferencia. El primero es la composición sectorial de la economía valenciana, donde hay un mayor peso de actividades donde no puede aplicarse el teletrabajo -como la hostelería- y también hay más presencia de la industria. «Lo que hemos detectado es que, en aquellas empresas donde hay una parte productiva que no se puede realizar a distancia, los servicios centrales o de oficina también tienden a volver a la actividad presencial en mayor medida que en aquellas donde todo se puede hacer a distancia, como una empresa de software», explica el experto. Igualmente, también influye el tamaño de las empresas, ya que las pymes suelen contar con menos recursos.

En cualquier caso, desde la consultora de recursos humanos también señalan que pocas compañías han aprovechado este tiempo para elaborar planes de teletrabajo permanente, «ya que la mayoría lo vio como un parche temporal a la pandemia». Así, una encuesta de la propia Randstad señala que el 60% de las firmas no prevé continuar con las acciones de teletrabajo tras el covid. Bote apunta que la reciente obligación de asumir una parte de los costes en que incurre el trabajador en su casa es otro de los posibles motivos que ha frenado una implantación mayor de esta modalidad laboral en España.

Los sindicatos advierten: no es lo mismo estar en casa que conciliar

UGT recuerda que los teletrabajadores tienen derecho a la desconexión digital fuera de su horario

La secretaria general de UGT en l’Alacantí y la Marina, Yaissel Sánchez, recuerda que «teletrabajar no es no lo mismo que conciliar» y que los profesionales que desempeñan sus tareas desde casa deben tener también regulados sus horarios y sus tiempos de descanso. «Que puedas conectarte desde casa no significa que tengas que estar las 24 horas pendiente de contestar correos, mientras atiendes a los niños o haces cualquier otra cosa», señala la dirigente sindical, que indica que una de las batallas que ha surgido con el auge de esta modalidad laboral es que las compañías garanticen el derecho a la desconexión digital, que también recoge el decreto sobre teletrabajo.

En cuanto a la actitud de la mayoría de profesionales ante el teletrabajo, Sánchez señala que se dan todo tipo de circunstancias: desde aquellos trabajadores que prefieren seguir en casa porque aún tienen miedo al contagio del covid -«las empresas deben garantizar que se cumplen los protocolos de prevención», recuerda la dirigente ugetista-, hasta los que prefieren ir a la oficina porque «temen aislarse socialmente». Desde el sindicato recomiendan negociar con la empresa cada circunstancia, pero también animan a denunciar las situaciones de abuso que se produzcan.

El cualquier caso, no todos los profesionales tienen las mismas opciones: según los cálculos de Randstad, sólo un 25% de los empleos que existen en España serían susceptibles de realizarse a distancia.