La provincia de Alicante está perdiendo peso y competitividad en el conjunto de la economía nacional, según el último informe de coyuntura socioeconómica hecho público por Ineca. La lentitud de la recuperación frente a otros territorios nacionales se esconde detrás de esta situación.
El presidente de Ineca, Rafael Ballester, señala que la economía alicantina se está recuperando de los nefastos datos de 2020 y que las cifras son positivas, pero no suficientes para mejorar en competitividad, reducir el desempleo de forma contundente y acelerar la transformación.
Ballester destaca un dato que supone una inflexión respecto a la tendencia de los depósitos en la provincia. Hasta junio de 2021 no paraban de crecer, superando al crédito. Sin embargo, la crisis ha invertido la tendencia, con una reducción del 3,5% en lo que va de año, «lo que implica -enfatiza- que muchas familias y empresas han tenido que echar mano de recursos propios para sobrellevar la delicada situación económica. A nivel empresarial esto es un importante hándicap que requerirá varios años de ajuste, pues lo normal es que, a corto o medio plazo, las compañías se centren en reequilibrar sus balances, aparcando inversiones para más adelante. Y este es un factor que condicionará los escenarios económicos de los próximos años».
El informe, tomando como referencia el mes de junio, destaca que Alicante, con 174.726 parados, seguía lejos de los 139.731 de 2019. Respecto a las exportaciones, constata que ya se encuentran por encima de los niveles prepandemia, y que el calzado sigue estando a la cabeza, pero recortando notablemente su peso, que queda en el 18,9%, cuando en el primer semestre de 2019 se situaba en el 23,2%. La actividad turística también está lejos de los niveles prepandemia.
