La empresa Culmar, propietaria de una de las piscifactorías instaladas frente a la costa de Guardamar, entra en concurso de acreedores acreedores. Según publica el Boletín Oficial del Estados este miércoles, la compañía se ha acogido voluntariamente a este procedimiento que tienen a su disposición las empresas que no pueden hacer frente a sus deudas y el juzgado de lo Mercantil número 3 de Alicante, con sede en Elche, aceptó la petición y declaró el concurso el pasado día 5 de abril.
Se trata de una de las principales firmas del sector en la provincia y también una de las más veteranas, ya que está operativa desde el año 1999. Sus propietarios son dos familias empresarias locales -los Ríos y los Martínez- y también posee un paquete accionarial minoritario, del 41%, el Grupo Marjal que, no obstante, ya no participaba en la gestión de la compañía, según ha explicado su CEO, Javier Fur, que también ha asegurado desconocer los pormenores que han llevado a esta situación a la firma.
Por su parte, desde la actual administración de Culmar han declinado valorar la situación y se han limitado señalar que la compañía mantiene su actividad habitual, a pesar de haberse acogido a este procedimiento, equivalente a la antigua suspensión de pagos.
En este sentido, cabe destacar que se trata de un concurso voluntario, por lo que sus responsables mantienen su capacidad de gestión de la compañía, aunque intervenida bajo la supervisión de un administrador concursal. Una tarea que ha recaído en la firma ilicitana Estudio Legal Económico Concursal, según recoge el edicto del BOE.
A partir de ahora, los acreedores de la compañía tienen un mes para comunicar sus deudas. Posteriormente la empresa podrá intentar la firma de un convenio para satisfacer estas deudas o, en caso contrario, podría entrar en liquidación.
Según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil, en 2019 Cultivos Marinos de Guardamar SL (Culmar) facturó casi 9,5 millones de euros -dos millones más que en el ejercicio anterior- y consiguió un pequeño beneficio de 21.857 euros, tras registrar 91.260 euros de pérdidas el año anterior.
Ese ejercicio la compañía incorporó 12 nuevas jaulas a su granja marina -hasta sumar un total de 42- para atender el aumento de demanda que preveía tras el acuerdo que había conseguido con una de las principales cadenas de distribución de Portugal. En 2020 la compañía preveía destinar a este mercado alrededor del 30% de su producción, según apuntó en noviembre de ese año a este diario su entonces gerente, Antonio Galvañ, que cifró en unas 2.000 toneladas anuales la cosecha anual de doradas y lubinas de las instalaciones.
La compañía llegó a representar alrededor del 10% de la producción nacional de dorada de acuicultura y el 25% de la Comunidad Valenciana. En las cuentas de 2019 su pasivo, tanto a corto, como a largo plazo, rondaba los 8,4 millones aunque se desconoce cuál ha sido la evolución de esta cifra desde entonces.
