El sector de la cereza de la provincia de Alicante parece que viva inmerso en un bucle del que no hay forma de salir. Llevaba cuatro años consecutivos registrando pérdidas como consecuencia de las adversidades meteorológicas, y al quinto tampoco ha ido la vencida. Más bien todo lo contrario, porque la campaña actual tiene toda la pinta de convertirse en la peor de las registradas en este periodo de tiempo. Y es que el temporal registrado esta última semana, con intensas lluvias y granizo incluido, ha terminado de poner la puntilla a una cosecha que ya llegaba a este momento mermada por los problemas de floración. La producción ha quedado reducida a la mínima expresión, y las pérdidas ya superan los 7 millones de euros.
La peor enemiga de las cerezas es la lluvia, y esta campaña está protagonizando una auténtica exhibición. Todo empezó en el mes de marzo, cuando se encadenaron veinte días consecutivos de precipitaciones justo en el momento álgido de la floración, circunstancia que afectó directamente a la polinización al impedir la acción de las abejas. Por si fuera poco, la intensa humedad apelmazó a las propias flores, con consecuencias catastróficas. Llegados a este punto, la esperanza a la que se aferraba el sector era que las variedades tardías gozaran de una meteorología más favorable para, al menos, obtener algunos ingresos en la recta final de la campaña. Pero ni por esas.
El temporal registrado esta última semana ha venido a rematar a un paciente que ya se encontraba muy delicado. Según explica el presidente de la Denominación de Origen (DO) Cerezas Montaña de Alicante, Hilario Calabuig, "el granizo ha hecho mucho daño en la poca cosecha que quedaba, y además, vuelve a llover sobre mojado. No recuerdo un año en el que haya habido tantas precipitaciones justo en el momento decisivo para nuestra fruta".
Y como muestra un botón. En las zonas que se están viendo más afectadas por los daños, como son l'Alcoià, El Comtat y la Marina Alta, se han llegado a acumular registros cercanos a los 1.200 litros por metro cuadrado. Así lo señala Alberto Lloréns, técnico de la Cooperativa de Planes, quien no duda a la hora de señalar que "está siendo un año totalmente nefasto". Según sus palabras, "las lluvias, al principio, vinieron bien para los árboles, después de cuatro meses en los que apenas cayó una gota, pero lo que ha venido después ha resultado del todo excesivo".
A todo esto hay que sumar las mermas por el frío intenso registrado a principios del mes pasado, que arrasó explotaciones enteras, según explica el técnico de Asaja Alicante, Antonio Gascón.
El resultado es que, ahora mismo, ya se han perdido más de 3 millones de kilos de cerezas en la provincia sobre una producción 4, lo que trasladado al plano económico, supone 7 millones de euros que dejarán de ingresar los agricultores.
Otra circunstancia que ha traído aparejada la lluvia es el retraso en la llegada de las cerezas a los mercados, toda vez que las primeras variedades no se pudieron aprovechar, y las actuales todavía se encontraban en el árbol. Se trata de un problema, destaca Hilario Calabuig, es que "está siendo generalizado en todas las zonas productoras de España".
Planes inicia los trámites para la declaración de zona catastrófica
La intensidad del desastre agrícola es de tal magnitud, que algunos municipios ya se están planteando la posibilidad de solicitar la declaración de zona catastrófica. El primero en acometer los trámites va a ser el Ayuntamiento de Planes, que esta próxima semana tiene prevista la convocatoria de un pleno para acometer los trámites.
Y no va a ser solo por las pérdidas en las cerezas, sino también en otros cultivos como el de la aceituna. El presidente de la Denominación de Origen (DO) Cerezas Montaña de Alicante, Hilario Calabuig, explica que el exceso de precipitaciones ha propiciado la aparición del hongo del repilo, que está desfoliando los olivos y evitando que puedan ofrecer una producción mínimamente reseñable. «El impacto para un pueblo como este, que basa su economía en la agricultura, va a ser muy fuerte», enfatiza Calabuig, quien añade que es más que previsible que otras localidades se vayan sumando a la iniciativa. M.V.
