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La provincia se queda sin 630 explotaciones y 50.000 cabezas de ganado en solo diez años

La falta de rentabilidad y de relevo generacional se esconden detrás de este fuerte retroceso. El incremento de los costes en los últimos meses ha puesto al sector en una situación límite

Una explotación ganadera de cabras en el término municipal de Elda. AXEL ALVAREZ

El sector primario atraviesa por malos momentos. La reactivación registrada a raíz de la pandemia de coronavirus, en plena época de confinamientos, se ha convertido, con el paso de los meses, en un mero espejismo. La realidad es que actividades como la agricultura y la ganadería vienen transitando desde hace tiempo por una interminable travesía en el desierto, especialmente la relacionada con la cría de animales, según se han encargado de constatar las últimas cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Y es que, de acuerdo con estos datos, la provincia de Alicante ha perdido en los últimos diez años nada menos que 630 explotaciones, lo que supone prácticamente un tercio del total, así como cerca de 50.000 cabezas de ganado. Una tendencia que está acelerándose en los últimos meses, como consecuencia de un incremento de costes que está poniendo a los negocios en una situación límite.

El último censo ganadero dibuja un panorama poco menos que desolador. La provincia de Alicante contaba en 2009 con un total de 1.590 explotaciones que, en su conjunto, albergaban 1.000.826 animales. La situación había cambiado de manera radical en 2020, cuando se contabilizaban 960 explotaciones con 951.175 animales. El principal descenso en cuanto a granjas lo acaparan las aves de corral, al haber pasado de 549 a 111, apareciendo a continuación las explotaciones de conejas madres, que merman de las 203 a tan solo 22. A continuación aparecen los ovinos, que pasan de 334 a 306, y los porcinos, de 49 a 33. En el lado contario se encuentran las colmenas, que crecen de 79 a 100; los caprinos, de 316 a 324; y los bovinos, de 60 a 64.

El vicepresidente de Asaja Alicante y responsable de una explotación de cabras en el municipio de Monóvar, Juan Luis Gimeno, señala que "la merma registrada en los últimos diez años es importante, pero si volvemos a hablar dentro de dos, estoy seguro de que habrán desaparecido, como mínimo, otras 600 explotaciones". Y es que el futuro para la ganadería, en su opinión, es ahora mismo inexistente. "En primer lugar -enfatiza-, hay que hacer referencia a un problema que ya hace tiempo que venimos arrastrando, como es la falta de relevo generacional. Se trata de un oficio que es sumamente sacrificado, porque no hay días libres. La gente joven busca otras salidas profesionales".

El otro problema es la falta de rentabilidad, agravada por el espectacular incremento de precios asociado a la electricidad, los combustibles y los piensos. "El encarecimiento que veníamos arrastrando como consecuencia de la pandemia se ha agravado a raíz de la guerra de Ucrania, hasta tal punto que no cubrimos ni los costes. Ahora mismo la actividad es inviable, no se puede soportar", lamenta.

María Tornero, que regenta junto a su padre una explotación también de caprino en Elda, es de la misma opinión. Según sus palabras, tras los fuertes aumentos de costes registrados en los últimos meses, "te tiene que gustar mucho la ganadería para poder seguir adelante, porque el panorama es sumamente complicado".

En parecidos términos se expresa Manolo Genís, de La Unió, quien regenta dos explotaciones de pollos en el municipio de Gorga. "La electricidad y el gas no paran de subir, mientras que los contratos siguen siendo los mismos que antes, sin que se hayan incrementado ni un céntimo. En estos momentos trabajamos únicamente para sacarnos un jornal, pero si la cosa sigue yendo a peor, no nos quedará otra que cerrar", lamenta.

La actividad está viviendo un proceso de concentración

El sector ganadero de la provincia de Alicante, al igual que sucede a nivel nacional, está viviendo un proceso de concentración. Si bien es cierto que ha bajado el número de cabezas, no existe un paralelismo con el de explotaciones que han cerrado, mucho más significativo. El ejemplo más evidente es el de las granjas de aves, toda vez que en el año 2009 había 549 con 790.000 ejemplares, y en el último censo se contabilizan solo 111, pero con una cifra de cabezas bastante similar, al estar situada en 747.923. El representante del sector en Asaja, Juan Luis Gimeno, lo atribuye a la búsqueda de rentabilidad, algo que, en cualquier caso, no acaba de llegar.

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